Por.-Max Ávila
*El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.
Cd. Victoria, Tamaulipas.- El supremo gobierno vive su última etapa. Sea que se le termina el tiempo y después de noviembre ya no habrá más por la sencilla razón de que los ojos de la república estarán puestos en los aspirantes al cargo más importante de la burocracia política. Y serán ellos (los pretensos), quienes se dedicarán a conquistar la militancia a efecto de resultar abanderados de sus respectivos partidos. Suena muy bonito para ser cierto.
Las autoridades entonces dejarán de ser lo que son dando paso a otros proyectos políticos. Usted dirá que la obligación es “gobernar” hasta el último segundo del mandado institucional y está en lo justo pero ya sabemos que en esta ínsula barataria llamada México la interpretación de la ley sigue siendo tan misteriosa e inescrutable como los designios del Señor en turno. Depende eso sí, del tamaño del bolsillo que guarde dicha interpretación.
El asunto es que al régimen actual no le queda más que rezar para que el próximo gobierno no pretenda hacerse simpático persiguiendo a ex funcionarios corruptos.
Se le acaba el tiempo al sexenio de EPN digo, y pareciera alegrarse de que así sea. Y lo motivos son obvios cuando justamente esta administración apostó al olvido de los temas que en su momento sacudieron todo lo que había que sacudir. Haciendo una lista de los mismos nos daríamos cuenta de que la memoria popular guarda resentimientos difíciles de superar. Es por ello que las mayorías esperan reclamar cuando las circunstancias lo permitan de verdad. (Si es que lo permiten, si no psss no). Y esto que parecía tan lejano cada vez se aproxima más, y más…y más.
Ya sabéis que el manto protector del supremo gobierno es el PRI por sus aplausos y justificaciones, pero eso no ha de ser para siempre. Y menos en las tristes y lamentables condiciones del partido oficial “ingresado” en terapia intensiva con hartas posibilidades de no sobrevivir.
De manera que la salvación del régimen actual es tan lejana como imposible cuando las estadísticas así lo demuestran. Mientras tanto somos testigos de la intensísima campaña convertida en bombardeo constante que sin dar tregua sitúa al régimen de EPN como el milagro que todo lo puede, “y si no lo inventa” diría aquel. Todo ello en el objetivo de convertir al quinto informe en triunfo anticipado de una clase política frustrante.
Y en estos afanes se utiliza a niños, jóvenes, amas de casa, obreros, estudiantes, etc., etc., como si la verdad dependiera de espacios publicitarios contratados tan solo para maquillar la realidad.
Una publicidad que debe ser de alto costo por la forma y manera en que se difunde. En este sentido, ¿sabrá el actor principal que lo presuntamente “bueno” sí cuenta pero en contra?.
¿INVENTAR INSTITUCIONES?
Si en serio se registrara un juicio legal contra los funcionarios que escogieron corrupción e impunidad como forma de hacer política, seguro que la historia se avergonzaría en grado tal que dejaría de avalar la realidad nada más porque ésta dejó de ser referencia en el tiempo y espacio…(¡Ay, we!). Y todo porque las últimas generaciones de políticos no resistieron los cañonazos de oro bruto que mutila conciencias, destruye sentimientos, aniquila escrúpulos y abre corazones y otras cosas que resultaría morboso, erótico e indecente señalar aquí pero que usted imaginará.
Quedamos en que la república está al punto de enfrentar otro capítulo de su sufrida existencia y no sabemos si lo soportarán las instituciones mentadas (por los millones de mentadas que reciben por parte de sus víctimas incluidos usted, él, ella, nosotros, vosotros y ellos).
Si no aguantan el significativo cambio sobre todo de orden moral, entonces ha llegado la hora de que los mexicas destruyan el lastre de una revolución que solo funcionó para los neo-porfiristas que sonriendo no dudan en entregar el país a quien lo quiera comprar a precio de garaje, “pa’ que salga pronto”.
En noviembre habrá aspirantes formales a la presidencia de la república, entonces podremos hablar despacito… “que tú me das, que yo te doy…que nos damos”.
EL “SHOW” TRICOLOR
La “elección” de Sergio Guajardo Maldonado resultó como esperaban quienes han hecho del tricolor estatal el instrumento ideal para desalentar la participación ciudadana en las decisiones más importantes de Tamaulipas.
¿Qué sigue?. El escribidor supone que está pendiente todo y no bastan las opiniones sueltas e incoherentes de algunos actores que siguen viendo al estado como intercambio de mezquindades, es decir de favores personales que mucho tienen que ver con traicionar a la sociedad civil.
¿Será tiempo de jubilar a los que han hecho del PRI estatal una “casa de citas”?. (Nota, en lugar de “casa de citas” a punto estuve de escribir “a quienes lo han prostituido”, pero se me hizo muy fuerte por la expresión, no por aquellos que con singular alegría ejercen el oficio más remoto a cambio de cualquier puesto).
Jubilarlos digo, porque ya estuvo.
Y hasta la próxima.
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