Max Ávila
*El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Durante su asamblea nacional realizada el sábado anterior los priistas halagaron a su partido como si en verdad hubieran descubierto la fórmula mágica para lograr ¡por fin!, la felicidad mexica. Los diez mil delegados e invitados, entre los que se contaron a los miembros del gabinete, gobernadores “del mismo establo”, etc., aplaudieron los respectivos discursos con singular vehemencia, especialmente el de Peña Nieto.
Ahí, en el Palacio de los Deportes se habló de “la segunda revolución encabezada por el nuevo PRI” y hasta se dijo que dicho partido llegará al proceso del 2018 con alta calidad moral para alcanzar el triunfo ratificando así su estancia en palacio nacional. Hasta ha de creer.
En este sentido, un día antes Enrique Ochoa Reza aseguró que lograrían “carro completo”, sea que ganarían las nueve gubernaturas y el resto de los cargos de elección en juego. Usted dirá que esto ya no es ingenuidad sino algo muy cercano al arte practicado por el tío Lolo, (el que se hace pendejo solo).
El asunto es que los asambleístas y sus invitados se la pasaron muy bien olvidando que el partido oficial y sus funcionarios son responsables de las desgracias que sufre la república debido al ejercicio pleno de la corrupción oficializada por el supremo gobierno en aquel célebre discurso presidencial que calificó a este mal como “parte de nuestra cultura”.
Para los priistas, la del sábado fue una jornada optimista bajo el supuesto de que 120 millones de mexicas no tienen memoria y por lo tanto serán presas fáciles llegado el tiempo de elecciones y es tanto su atrevimiento que se erigen como “constructores” de este país que sobrevive apenas por el milagro de la inercia y donde las instituciones permanecen humilladas por la fuerza de los intereses y la impunidad.
Pues todo esto y algo más, mantiene al tricolor en el fondo de la clasificación con hartas posibilidades de descender. Y ni modo que sea invento. “¿Nuevo PRI?”…los rostros que se vieron fueron los mismos de siempre. Tal vez “oxigenado” el ambiente por figuras infiltradas como Claudia Ruiz Massieu la secretaria general de quien ni los párvulos ignoran que representa los intereses de su tío Carlos Salinas de Gortari, el verdadero padrino de esta perversa estrategia futurista.
¿CON QUÉ CARA CORAZÓN?
Como cualquier familia de poder, en el PRI asumen un código de ética que no existe y difícilmente existirá con los actores más aborrecidos de la historia política moderna. ¿Cómo hacer para borrar los ejemplos de inmoralidad que mantienen encabronada a la sociedad civil?. Y luego las nuevas muestras como la de Emilio Lozoya Austin director de PEMEX durante los primeros cuatro años del presente régimen quien es señalado al más alto nivel como parte de la red internacional de corrupción propiciada por la constructora brasileña Odebrecht.
A Lozoya se le acusa de recibir un promedio de diez millones de dólares a cambio de facilitar la entrega de jugosos contratos especialmente de obras a realizar en la refinería de Tula, Hidalgo. Al respecto la revista Proceso y la mayoría de los medios importantes publican información más que comprometedora.
Ha de saber que Luis Videgaray fue quien introdujo a Lozoya al círculo más cercano de EPN en los tiempos de campaña presidencial. Dícese que desde entonces el hombre ya estaba en tratos con la susodicha empresa. ¿A poco también hubo dinero brasileño para el triunfo tricolor?. El escándalo internacional provocado por Odebrecht no tardará mucho en aterrizar en México con evidencias que podrían colocar a otros políticos en difícil situación.
¿Cuál podría ser la nueva moral del PRI cuando algunos de sus más distinguidos miembros insisten en navegar en las turbulentas aguas de la inmoralidad?.
Ser director de PEMEX significa contar con toda la confianza del presidente en turno. Y ni cómo “desnegarla” si las pruebas parecen contundentes y con ramificaciones que podrían tocar las fibras más sensibles del sistema. Ojo que pronto la migración podría incrementarse de modo increíble. Claro, sería de políticos en busca de refugios “donde ni las águilas se atreven”.
IRRESPONSABILIDAD EN SALUD
Ya sabéis que el zika es provocado por el piquete de un mosquito del género aedes y según la información disponible es equivalente a la fiebre amarilla, el virus del Nilo occidental y a la encefalitis japonesa y que es capaz de causar la muerte. Estaréis enterado que este año ha significado una verdadera tragedia en Tamaulipas. Sea que las víctimas son incontables, tanto que mantienen prendidos los focos rojos en la secretaría de Salud.
Desde luego que la principal responsable es Gloria de Jesús Molina Gamboa, titular de la dependencia quien en lugar de realizar operativos de prevención como sucedía en años anteriores, se dedica a reprimir y despedir trabajadores.
Pareciera que otra especialidad de Molina Gamboa, además de golpear la planta laboral, es ocultar medicamentos causando enorme daño la población. Ni cómo negar que esta actitud se considera casi, casi como genocida.
Suerte para ella que la ONU no ha tomado esta crisis sanitaria que padece Tamaulipas con el debido interés.
Y hasta la próxima.
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