Max Ávila
* El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.
Cd. Victoria, Tamaulipas.- La mejor evidencia de que el sistema “ya tronó” es la crisis que vive en todos los sentidos, especialmente entre la clase política que no encuentra forma ni manera de salir de la trampa en que se metió por su incapacidad para distinguir lo mero importante del país. Sea que prefirió colmar su voracidad material pisoteando la moral republicana como si las instituciones solo sirvieran de cómplices a sus excesos.
Lo que sucede en el Congreso de la Unión (y en la mayoría de las legislaturas locales incluida la de Tamaulipas), es reflejo de que la mentada “representación popular” ha servido para maldita la cosa, es decir, para pura tiznada en cuanto a solventar la problemática social, no así para encubrir ambiciones personales que parecieran rebasar las fantasías delincuenciales más atrevidas.
La diputación federal ofrece un espectáculo deprimente y grotesco al convertir el “palacio de san Lázaro” en vulgar callejón donde las pandillas pelean por sus territorios. Es razón y motivo por lo que hasta la hora en que se escribía esta columneja no lograban ponerse de acuerdo en el nombramiento de su directiva.
Ya sabéis que esta riña provocó que el ceremonial de entrega del informe presidencial fuera disminuido a elemental acto burocrático donde dos “empleaduchos” cumplieron “el mandado” de entregar y recibir un montón de papeles que no sabemos si contenían algo interesante o si se trató solo de acreditar la costumbre. ¡Qué tan penoso no sería que hasta el secretario de Gobernación se negó a participar del simulacro!.
El asunto es que el sistema “ya tronó” y que la clase política y sus respectivos partidos están fuera de las perspectivas de una sociedad civil que busca caminos que la conduzcan hacia mejor destino. Y viera que todo se va dando en forma tan natural que uno llega a creer que en verdad Dios es grande y actúa en casos realmente desesperados, como el de México pues.
En este sentido dipus y senadores parecen alacranes por eso de que se pican con sus propias colas cuando ya se sienten acorralados. (Dicho sea sin ganas de ofender). Y es que las funciones presenciadas por el público mexica en estos últimos tiempos son vergonzosas, carentes de todo escrúpulo y sobre todo muestran la parte más descarnada del cinismo y la desfachatez. Y ni modo que sea invento.
CLASE POLITICA PERVERTIDA
Estará de acuerdo con el columnista en que el Congreso de la Unión se ha convertido en carpa de barrio donde las vulgaridades pasan a ser argumentos de una clase política pervertida y ya acostumbrada a navegar placenteramente por el drenaje de la inmundicia. Es una realidad que los mexicanos no merecemos sobre todo cuando se distraen miles de millones de pesos en mantener a esta élite ociosa y denigrante.
De manera que dipus y senadores se disputan los despojos del sistema. Intuyen que puede no haber más y que pudiera ser la última oportunidad para abusar del poder extrayendo lo que resta de la impunidad y sus excesos.
Cualquier pretexto es bueno para buscar notoriedad. Ahora es la pugna de Ricardo Anaya contra algunos de los que lo hicieron grande suponiendo que habían encontrado al “niño maravilla” de la política cuando solo resultó un eslabón más de la larguísima cadena de corrupción que ahorca la república.
También pretexto es la probable asunción a Fiscal General de Raúl Cervantes Andrade o el lagrimeo producido por las súplicas para que el ejecutivo ponga orden en un poder distinto como es el legislativo. ¿Y la división de poderes?…¡Al diablo con las instituciones!. Esto que López Obrador lo dijo en sentido figurado alguna vez, ahora los diputados federales (incluida la asustadiza bancada tricolor), se mueren de ganas por llevarlo a la práctica. ¡Cómo cambian los tiempos!.
DISTRAER PARA OLVIDAR
Tantos son los escándalos políticos que hasta Javier Duarte dejó de ser noticia. Y como a nadie le importan los millones que se embolsó, ni el caso de su amante y los respectivos regalos, mucho menos la dulce vida que seguro disfruta su esposa en Europa (ya en proceso de divorcio, dicen). Y como también aburre el pleito con el gobernador Yunes. Sea que lo sucedido alrededor de su persona ya ni a chisme llega, el tristemente célebre “Javidu” decidió abandonar su “huelga de hambre” celebrándolo con jugosa pechuga asada, ensaladas, aguas generosas y postres acordes a la ocasión. El ex gober veracruzano cumplió su misión de distraer en su momento como también lo hizo el ex director de Pemex Emilio Lozoya Austin y su “cachondeo” de diez millones de dólares con la constructora brasileña Odebrecht.
Ante los nuevos distractores, ¿alguien los recuerda? ¿Y qué tal el socavón morelense o el presunto juicio político contra Gerardo Ruiz Esparza titular de SCT?.
Se trata de inventar escándalos a mayor velocidad que la desarrollada por la indignación social…sin embargo ya vemos que al sistema se le agotó la imaginación, es decir, “ya no dio pa’más”, como diría el ranchero.
SUCEDE QUE
Los habitantes de la capital del estado mantienen la esperanza de también ser rescatados. Sea que renuncian a los títulos otorgados por la violencia e inseguridad. Dícese de ellos que no dejan de ser tamaulipecos.
Y hasta la próxima.
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