Max Ávila
* El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Como jamás la sociedad civil está encabronada con la clase política. Hay razones de sobra. La más reciente es la actitud asumida ante los sismos que sacudieron buena parte de la república. Y es que sus integrantes prefieren dar la espalda que asumir el compromiso a que están obligados.
El enojo se ha generalizado contra el Congreso de la Unión por ejemplo, de cuyos miembros hasta la hora de escribir esta columneja no se sabía si serían capaces de rasguñar parte del dinero que les regalan los contribuyentes como sueldos, “primas” viáticos, etc., para encausarlo hacia las víctimas.
En este sentido está científicamente demostrado que “la representación popular” en su mayoría, es una cofradía mezquina, carente de escrúpulos e insensible (por decir lo menos), que por lo general sirve al mejor postor. Es decir al ejecutivo de cuya mano comen y lo ejemplos son múltiples. Recordemos solo aquel que llevó al PRI, PAN, PRD a firmar el “Pacto por México” que marcara el inicio de la serie de reformas “estructurales” en perjuicio de las mayorías y de la propia soberanía nacional.
¿Para qué sirve el congreso sino para dañar la sobrevivencia social?. ¿Por dónde andan los precios de la canasta básica de alimentos?. ¿Y qué tal la libración del costo de los combustibles o la entrega incondicional de los recursos naturales al capital extranjero?.
Diputados federales, senadores (incluyamos a los congresos locales), son parte de esta perjudicial fauna que mantiene a la república sumida en la más obscura incertidumbre. En esta ocasión ha sido la naturaleza que recuerda a los mexicanos que la clase política es la que ha hecho de México un país empobrecido, explotado y criminalmente esclavizado en conjunción con el ala empresarial capaz de generar al hombre más rico del mundo como parte del 4 por ciento de familias que controlan la economía nacional.
De manera que los políticos prefieren la riqueza personal y familiar pronta y expedita antes de procurar la seguridad de la república. La tragedia en la CDMX, Morelos, Puebla, Chiapas u Oaxaca en gran medida tiene que ver con la corrupción en cuanto a la pésima construcción de los inmuebles donde murieron cientos de personas. Y ni modo que sea invento.
Estaremos de acuerdo entonces en que los políticos ahora mismo son los más odiados por una sociedad civil que sufre las consecuencias de la impunidad y la soberbia “institucional” capaz de crear historias de horror como la de “Frida Sofía” cuya presunta esperanza de vida unió el sentimiento de millones de familias resultando al final solo una invención del gran medio televisivo especializado en este tipo de novelas y de un sector gubernamental que ante la falsedad se vio en la obligación de ofrecer disculpas. En este escenario ni cómo negar que dicha fantasía contribuyó a incrementar el desprestigio oficial. Esta historia tuvo como estrella invitada al secretario Aurelio Nuño quien fungió algo así como guionista en el terreno de los hechos, sea en el colegio Enrique Rébsamen.
AVION DE TELENOVELA
Mientras tanto el supremo gobierno así como los medios de comunicación encargados de multiplicar el morbo, ofrecían gran despliegue publicitario respecto del arribo de rescatistas de diversos países donde la seguridad nacional realmente se toma en serio. Supimos entonces de la solidaridad de Japón, Alemania, Chile, El Salvador, Guatemala, Honduras, Colombia y aunque no lo crea, también de Estados Unidos.
Desde luego que tales profesionales del rescate trajeron consigo equipo especial del que México carece ¿y sabe por qué no lo tiene?, porque las autoridades prefieren comprar un avión con valor de 8 mil millones de pesos para que el ejecutivo y sus invitados viajen en comodidad absoluta por el mundo-mundial y puntos intermedios.
Pero como el ejecutivo federal no puede estar en desventaja del resto de los poderes también hay que pagar sueldos exagerados a los miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (algo más de 600 mil pesos mensuales a cada uno). Estos magistrados a los que solo se les ocurrió guardar un minuto de silencio por las víctimas de la tragedia sin meterse las manos al bolsillo.
¿Y qué tal el Congreso de la Unión?. El otro poder que ha de disculpar, pero sigue haciéndole al pendejo pese a sus exagerados privilegios.
Por su parte el consejero presidente del INE Lorenzo Córdova (que de “lorenzo” no tiene nada), nos sale con que los partidos “siempre sí” pueden aportar algo de los dineros que les regalamos los contribuyentes (tan solo para que se los roben o los conviertan en basura electoral), sin violentar la ley.
Ya sabéis que desde la tragedia en Chiapas y Oaxaca MORENA decidió entregar la mitad de sus prerrogativas económicas a pesar de las amenazas del INE. Ahora dicen que el PRI se agrega con la enorme diferencia de que el tricolor tiene la facilidad de recobrar y aun multiplicar lo aportado por la sencilla razón de que es el partido en el gobierno.
Pero faltan los grandes empresarios que igual se han hecho como “tío Lolo”, con todo y que el sistema les ha favorecido de la forma y manera como sabemos.
Ahí queda un capítulo más del surrealismo mexica.
SUCEDE QUE
Oiga que al PAN se le acabaron “las chambas” para cumplir compromisos en Tamaulipas. Por eso andan hasta sobre plazas de intendencia y demás. Dicen que en enero habrá más espacios para la larga lista de desesperados. Hasta ha de creer.
Hasta la próxima.
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