Por José Gregorio Aguilar
Cd. Victoria, Tamaulipas.- El obispo la Diócesis de Victoria, Antonio González Sánchez dijo no oponerse a que los niños celebren el llamado Halloween, como sí lo prohíben otras denominaciones religiosas que incluso promueven campañas para que los pequeños no participen en ese tipo de fiestas paganas con el argumento de que sus orígenes son satánicos.
Consideró que no tendría nada de malo que los niños se diviertan en una fiesta de disfraces y salgan a la calle a pedir dulces, sin embargo aclaró que ante la situación de inseguridad que se vive esa divertida actividad infantil puede resultar peligrosa.
“Yo no vería mal que salieran a pedir dulces, pero sí sería peligroso. Tanto como decir está mal yo creo que no, pero así como estamos en estos tiempos si veo peligroso que salgan a pedir dulces, pero ya eso depende de los papás si los dejan o los acompañan”.
De hecho, refirió que ha percibido que actualmente es menor la algarabía por esta celebración extranjera y ha observado que en las tiendas comerciales no se ven muchos productos o artículos alusivos a esa fecha.
“Si se ve cada año, pero yo en lo personal creo que ha bajado esa costumbre. Me fijo en los centros comerciales, que desde hace años en estas mismas fechas ya estaban llenos de cosas de Halloween y ahorita veo mucho menos”.
En cuanto al culto o conmemoración de los muertos, el obispo González Sánchez aclaró que esa fecha no es una celebración propiamente católica, sino más bien una tradición prehispánica que después se introdujo entre la comunidad cristiana.
Comentó que si en las escuelas promueven esa tradición mexicana como parte del plan de estudios, los alumnos tendrían que participar en ella pues nada tendría que ver con la condición religiosa que profesen, y recalcó que la celebración de los muertos no es una cuestión de religión sino de cultura.
“Yo considero que si alguien está en una institución educativa se tiene que apegar a lo que esa institución mande, porque los maestros no pueden hacer distinciones, es algo así como el uniforme; a los niños puede ser que no les guste el color pero lo tienen que llevar, y en este caso, aunque no es lo mismo, sería algo parecido. Pero además, insisto, no es un acto católico, sino una tradición de pueblos antiguos e indígenas”, enfatizó el obispo de la Diócesis de Victoria.
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