Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Mi casa es ausencia, el hambre muerta, el término del entorno empolvado.
Un texto sobre mí, dentro de 15 días, acepta la biblioteca no escrita. Al día siguiente saldré por las noches a jugarme la vida para recomenzar el próximo olvido.
En la obra, en las grandes visiones de un poema blanco, reconozco la oscuridad debajo de la mesa donde se lee la alternancia. Me consta un solo eje, un solo camino de arriba abajo sin otras posibilidades.
Los signos están escritos tapando, leyéndose entre ellos a falta de lectores concretos que digan verdades.
Mi casa es realmente un caso de montaje obsceno, un simultaneismo poético que sueña nocturno, y un verso se refiere a la vida, pero abajo se refiere a la muerte del siglo.
He sido partidario de la época, del tiempo, no me da vergüenza ser este que mira.
En el primer verso soy yo en los muros fríos con alcohol entre fuertes rejas de la putrefacción de los ratos.
Es una misma la luna, un sonido moderno, una colonial fuerza que atrapa la mentira y la hace neta.
Mi casa es ausencia. Una corriente de aire que calla, una salida de agua que entra, mi casa es el poeta, la inmensa guerra.
Este ojo descubre el otro, hay caídas en sitios erróneos, cuerpos desgarrados más de ojo que de oído, más de tierra y olvido, más papel que tinta en sangre, más poema que sentido del humor.
Mucho después mi casa, la vieja máquina, comienza a arrojar humo negro, en la saliva se introduce la imagen en la vida moderna del agua.
El paisaje decrece, el diario es un efímero diez al revés, funesto prójimo, ni siquiera la hora es lo que es.
He buscado más tarde los muebles, las rocas, los lirios del valle, con una especie de cuerpo que suda en frío, en alucinógeno surtidor de imágenes tristes, junto a la tarde baja.
Mi casa es ausencia de cántaro, de agua reflejada por dentro, morados y verdes momentos que pueden lograr que las cosas pasen en la idea cinematográfica.
Mi hermano miente en la puerta, mi casa es una ausencia de grillos también, faltan los pasos, falta el turno de todos juntos, la democracia metida en los pantalones, escondida en la bolsa de las preguntas.
Mi casa es ausencia, soneto, destino del no entendimiento, doctrina de muchas versiones.
Mi casa es como el único poema que escribió el último poeta.
HASTA LA PRÓXIMA.
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