Felipe Martínez Chávez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Ahora que está de “moda” la recuperación de terrenos robados a la hacienda pública, sería conveniente que la Fiscalía Anticorrupción cite al maestro Juan Esparza Ortiz, muy conocido en medios electorales.
Le vamos a decir por qué.
El señor Esparza acaba de darse a conocer como presidente de una organización llamada Club de Leones de Ciudad Victoria, misma que tiene como antecedente el robo (¿de qué otra manera se le puede llamar?) de un predio propiedad del ayuntamiento capitalino.
Es tiempo de meter al bote a los responsables y que el Congreso del Estado recupere una superficie de dos mil 125 metros cuadrados, ubicados en el residencial fraccionamiento Villa Jardín.
Resulta que el cabildo, con el aval del Congreso, le entregó el inmueble a los “leones” para que construyeran su edificio social y, en lugar de hacerlo, vendieron inmediatamente a un cuñado de Eugenio Hernández Flores, entonces alcalde.
Son tiempos de encerrar a los bandidos, ha dicho el Gobernador Cabeza de Vaca.
El caso de que hablamos tiene parecido con la situación de las mil 600 hectáreas en Altamira. Se desincorporaron y se vendieron a particulares.
Pero no solo eso. Resulta que el citado club no existía, no tenía personalidad jurídica cuando el alcalde Pascual Ruiz García les regaló dos pedazos de terreno al norte de la ciudad.
Los diputados aprobaron el donativo el 13 de diciembre del mismo año y se publicó el 22 en el Periódico Oficial del Estado para darle vigencia inmediata.
Sin embargo, los asociados leones se reunieron el 7 de junio del 2001, siete meses después, para constituirse como persona moral con capacidad para recibir donativos.
Pero el terreno lo traspasaron antes de ser asociación en la cantidad de 500 mil pesos al cuñado de Eugenio, que a su vez construyó nueve casas en lo que denominó Fraccionamiento San Ángel y, a través de la Constructora Golfo Laguna las vendió a particulares.
En la sesión de junio de los presuntos socios, tomaron el acuerdo por anticipado de ceder la propiedad al cliente de descendencia alemana.
-Una vez que forme parte del patrimonio de la Asociación, el terreno con superficie de 2,125 metros cuadrados, localizado en esta Ciudad, a que se refiere el decreto número 357 de fecha 13 de diciembre del año 2000, publicado en el periódico oficial del Estado, con fecha 26 de diciembre del mismo año, se aprueba se venda, ceda y traspase, con todo lo que en derecho le corresponda, al señor Karl Heinz Becker Hubner, por un precio de $500,000.00 (quinientos mil pesos M.N.).
Para entonces las casas ya estaban construidas y prácticamente vendidas.
Pascual Ruiz García distrajo parte del equipamiento común del fraccionamiento Villa Jardín, que había sido donado al municipio el 2 de marzo de 1979 por Ernesto Martínez Brohez y Susana Loperena de Villarreal, los fraccionadores.
Hubo complicidades.
Los inexistentes “leones” solicitaron dos veces el donativo. La primera el 25 de mayo de 1998. El acta de cabildo se envió al Congreso pero los diputados rechazaron la operación por encontrar irregularidades.
En una segunda -ya era alcalde en funciones Egidio Torre Cantú- con fecha 16 de octubre del 2000, el Cabildo ratificó el acuerdo señalando que ahí construirían salones, oficinas y clínicas para brindar atención a los pobres, ubicando como afectación un predio de las calles Los Charcos de Abajo y Arturo Olivares.
Para entonces había nueva legislatura. Se les dio el visto bueno.
Las comisiones dictaminadoras, del PRI, señalaron: “Está claramente especificada la finalidad social perseguida, así como el destino de la donación, por lo que, estas comisiones dictaminadoras, se pronuncian a favor de la iniciativa en análisis…”
Pero los diputados del PAN no se tragaron el cuento.
Con fecha 4 de diciembre del 2002 presentaron iniciativa de punto de acuerdo para revertir el predio, que por supuesto rechazaron los tricolores.
La iniciativa dice: Que se turne el presente asunto a las Comisiones competentes de este Honorable Congreso del Estado para su estudio y, hecho lo anterior, solicitar por los conductos legales la reversión a la Hacienda Pública Municipal de Victoria, Tamaulipas, el inmueble ubicado en el fraccionamiento Villa Jardín con una superficie de 2,125 M2…
Firmaron el documento los diputados Juan Ángel Ibarra Tamez, María Lucía Irene Alzaga Madaria, Luis Alonso Mejía García, Rodolfo Santos Dávila, Ramón Antonio Sampayo Ortiz, Andrés Compeán Ramírez, y René Martín Cantú Cárdenas.
Los priístas rechazaron la iniciativa con su “aplanadora”. Era la misma legislatura, la 58, que entregó en bandeja de plata los terrenos de Altamira al constructor Fernando Cano Martínez.
Acción Nacional pedía la nulidad de las operaciones, tanto el donativo como la compra por parte del alemán, así como el decreto del Congreso del Estado, porque el Club de Leones no existía, no tenía personalidad jurídica.
“No se podía formalizar un acto jurídico inexistente o nulo absoluto desde su origen, ya que tanto el acuerdo del ayuntamiento de donar a favor del Club de Leones de Ciudad Victoria, A.C. (16 de octubre del 2000), como el decreto del Congreso que autorizó a llevar a cabo dicha donación (Periódico Oficial del 26 de diciembre del 2000) se realizaron antes de que dicha asociación civil adquiera personalidad jurídica, lo que no logró hasta el 15 de agosto de 2001”.
Además, el predio no fue dedicado al fin social que se pretendía. Se vendió y se construyeron casas habitación.
La palabra la tienen el Congreso del Estado, ahora en manos del Partido Acción Nacional, y el Fiscal Anticorrupción. El señor Esparza Ortiz anda por ahí.
Aparte de los “leones”, una veintena de ex funcionarios podrían alcanzar responsabilidad y, el terreno junto con las casas, regresar al erario de la capital.
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