Por David Zárate Cruz
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Es lamentable que mientras los juicio laborales del orden federal se tarden largos años y los juzgados y tribunales se encuentren llenos de juicios de amparo laborales, ante la desesperación de los trabajadores, la titular de la Procuraduría Federal del Trabajo (Profedet) en Tamaulipas, María Dolores González Ramos hasta a la prensa se niega a recibir para informar sobre esas anomalía.
Rafael Rodríguez Segura, promotor de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (Cioac) en Tamaulipas, señaló que una de las obligaciones de la funcionaria federal es atender a los medios de comunicación, y no nada más cobrar su sueldo que es pagado con el impuesto de todos los ciudadanos, los que por esa razón tienen todo el derecho a conocer qué hace la institución para atender la problemática que se presenta en la entidad.
Precisamente este reportero acudió a la Profedet en Tamaulipas para entrevistar a la funcionaria ante las quejas del alargamiento por años de los juicios laborales y la burla de las empresas para con los trabajadores, sin embargo a través del único empleado que tiene mando decir que se tenían que presentar las preguntas por escrito y las mandaría a la Ciudad de México, porque ella no recibe reporteros.
Percatándose de ello, el dirigente estatal de la Cioac deploró el estado que guardan las dependencias laborales para respetar el “estado de derecho”, ya que por un lado no respetan los tiempo establecidos en la Ley Federal del Trabajo en el desarrollo de los juicios laborales, por otro lado no llevan a cabo la vigilancia a las empresas para el respeto a las normas y por si fuera poco, se niegan a recibir a los representantes de los medios de comunicación.
Calificó como verdaderamente lamentable la situación, pero no es sorpresa, ya que la dependencia de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) es parte de la vieja y corrupta estructura de la administración federal que encabeza el Partido Revolucionario Institucional, donde no existe ningún sentido de humanidad por el trabajador, de ahí que los juicios laborales se tarden largos años, cuando por ley deben ser en pocos meses.
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