Felipe Martínez Chávez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Nadie renuncia por voluntad propia y menos a un ingreso de 168 mil pesos mensuales.
¿Qué pasó con Jesús Eduardo Hernández Anguiano? Fue nombrado para un largo futuro al frente del Instituto Electoral de Tamaulipas, tanto como de siete años. Apenas duró dos, tres meses y alrededor de 28 días.
No lo ha dicho -ni lo dirá- pero seguro que fue sometido a presiones por parte del gobierno de los vientos del cambio, en el interés de “controlar” al árbitro de la contienda del uno de julio del 2018.
Lo agarraron a dos fuegos. Por un lado los intereses locales a favor de uno de los partidos contendientes, el PAN, y por el otro el monopolista de las elecciones, INE, que quiere absoluta imparcialidad, piso parejo en el juego democrático. Tiene interés en que las cosas se hagan de la mejor manera.
Habría que ver hasta dónde llegaron las presiones al grado de aventar el arpa a media función.
No lo hizo mal en la elección del 2016. Supo sortear conflictos derivados de la competencia y el poder estatal de entonces, pero no resistió cuando llegó a Palacio el nuevo partido. Sus próceres quieren todo, lo cual es entendible siempre y cuando se haga dentro de la Ley.
Hernández no tiene partido, es institucional y así encaminaba funciones en la preparación del segundo proceso eleccionario que le ha tocado vivir. Su único delito es haber llegado el anterior sexenio, priísta.
Ahora que, si de inmediato accede a un cargo de dirección en el gobierno de la alternancia, será inútil decir que no se entregó al equipo azul. Todo puede suceder.
Mal se vio también el jefe panista “Kiko” Elizondo Salazar metiéndole más leña a la hoguera, tratando de decir que, el jefe del IETAM, había sido coptado por las fuerzas panistas.
Casi a la medianoche del 21 de diciembre, emitió un boletín de prensa diciendo que “los integrantes del Consejo General (del INE) están desatendiendo toda las formas y arrodillándose a intereses externos”.
Tal posición no ayuda, mejor se debió quedar callado. No hacía falta que defendiera el punto. Ya se sabía que el órgano nacional afectó sus intereses.
Lo más grave de todo es que el Instituto de Tamaulipas pierde credibilidad ante la ciudadanía. En los veintintantos años de vida había contado con la confianza del respetable de que se estaban haciendo bien las cosas. Comenzó la desconfianza.
De la noche a la mañana se cae la seriedad del colegiado, de que la imparcialidad regía sus decisiones ¿Cómo recuperarla?
Si en el nombramiento de Guadalupe Torres Carillo influyó el PAN, los consejeros todos colaboraron. Ellos votaron por unanimidad para que ocupara la Secretaría Ejecutiva pese a ser prominente panista. En términos llanos, uno mató la vaca y los otros le agarraron la pata.
Hay dos soluciones –que ya hicieron eco entre los partidos- para recuperar la confianza ciudadana. La primera, es limpiar de un solo golpe el Electoral de Tamaulipas, dar de baja a todos los consejeros. Lo más seguro es que están manchados con la sangre de la pata (de la vaca).
Una segunda y más drástica –que también ya enarbolan ciertos partidos- es que el Instituto Nacional atraiga la organización, realización y calificación de la elección de alcaldes del 18.
Malo que el INE no informe en qué quedó, cuál es el avance de las investigaciones sobre la actuación de los consejeros luego de la salida de Torres Carrillo.
Se sabe que fueron interrogados y, en su turno, fue donde Jesús Eduardo recibió la opción de la salida decorosa: La renuncia.
Falta ver si hay otras condiciones para esa dimisión, como una posición administrativa en el gobierno u organismos descentralizados.
No olvidar que, el abogado Torres, tiene un recurso ante el TRIFE en contra del INE. Si le es favorable, de plano la elección de Tamaulipas se convertirá en un escándalo.
Por cuanto a la sucesora en el mando del Instituto, Tania Gisela Contreras López, le queda la opción de buscar el nombramiento definitivo hasta el 3 de septiembre del 2022, que no le caería mal en lo económico.
La posibilidad la tienen el resto de los consejeros más los que se quieran agregar, pero no quienes ya ocuparon esas posiciones.
Sin embargo un pajarito nos dice que ella continuará hasta el 2022 para terminar el ciclo por el cual fue designado Hernández Anguiano.
La Ley menciona que, si la renuncia se da en los primeros cuatro años, el INE nombrará un sustituto. Si se hace en los últimos tres, de plano se designa un nuevo titular por otro ciclo de siete añitos.
Por lo pronto, si alguien necesita trabajo y quiere ganar alrededor de los 168 mil pesillos por mes (en bruto), puede dirigirse al INE local o distritales. El plazo para hacerlo vence el 5 de enero.
Aquellos que ya participaron en la convocatoria anterior pero no sacaron premio, solo tienen que recordar en las oficinas receptoras que sus papeles ya están ahí. Ahorrarán dinero en no repetir trámites.
Respecto a las coaliciones que juegan por el Congreso de la Unión, hay novedades respecto a Tamaulipas.
Por México al Frente (PAN, PRD y MC) quedó definido y aceptado por la autoridad electoral: Las dos senadurías (hombre y mujer junto con los suplentes) son para el PAN; siete distritos para el mismo partido, el de Madero para el PRD y el de Victoria para el Movimiento Ciudadano. Son las candidaturas, falta ver si ganan.
De la coalición propiedad de Manuel López Obrador, Juntos Hacemos Historia, son para Morena los distritos de Nuevo Laredo, Mante y Madero.
El PES se queda con cinco: Tampico, Victoria, Matamoros, Río Bravo y Reynosa.
El noveno de Reynosa es para el Partido del Trabajo.
Para el senado: La primera fórmula es de Morena para jugar con un varón, en tanto que la segunda se le entrega al PES y tiene que ser mujer.
Si le echamos lápiz, nos danos cuenta que Encuentro Social, el de los religiosos cristianos, sacó la tajada del león… En cuanto a las candidaturas. Son cinco. Ahora faltará que las ganen.
Si no es por el efecto López Obrador jugando en la candidatura presidencial, de plano los de la coalición están en la ruina ¿Con qué puede ganar el PES? ¿Cómo quiere el PT hacerse de Reynosa?
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