Agencias
Tel Aviv.- El jefe político del movimiento islamista Hamás, Ismail Haniyeh, llamó hoy a los palestinos a comenzar mañana una tercera Intifada (levantamiento), tras el reconocimiento por el Presidente estadounidense, Donald Trump, de Jerusalén como capital israelí.
«Mañana viernes 8 de diciembre será un día de la ira y el comienzo de una nueva Intifada llamada ‘la liberación de Jerusalén'», dijo el líder islamista en una rueda de prensa en Gaza, donde también pidió que se suspenda la coordinación de seguridad y la cooperación con la ocupación israelí.
Para Haniyeh, la decisión de Trump marca el final de una fase política y significa un punto de inflexión histórica para la causa palestina.
«(Trump) abrió las puertas del infierno. La decisión americana es una declaración de guerra, una agresión a nuestra gente y guerra contra nuestros santuarios.
«Jerusalén está unida, no es oriental ni occidental, y seguirá siendo la capital de Palestina, de toda Palestina», declaró el dirigente de Hamás, que añadió que «Trump se arrepentirá de su decisión».
Por su parte, para el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, Trump, se ha «vinculado para siempre» a la historia de Jerusalén al reconocer a la ciudad como capital israelí.
En una comparecencia en el Ministerio de Exteriores, Netanyahu afirmó que otros estados están considerando hacer lo mismo tras el gesto estadounidense y se mostró confiado en que otros países se unirán a la tendencia y trasladarán sus embajadas a Jerusalén.
Entre tanto, el Ejército israelí desplegó sus tropas en el territorio palestino ocupado de Cisjordania en previsión de posible violencia luego del reconocimiento de Jerusalén.
«Tras el análisis de la situación general se ha decidido que un número de batallones reforzarán el área de Judea y Samaria (nombres bíblicos para Cisjordania), así como de unidades de combate de inteligencia y de defensa territorial», dijo una portavoz militar.
En Ramala unas tres mil personas se reunieron en la Plaza Almanara y, tras los discursos oficiales, se encaminaron hacia el un puesto de control al norte de la ciudad bajo el lema «una bandera, todos unidos, marchamos hacia Jerusalén».
En el control militar cientos de jóvenes, muchos con la cara tapada con kufiyas (el pañuelo tradicional palestino), tiraron piedras a los soldados y quemaron neumáticos.
«Hemos venido hoy aquí, porque no confiamos que nuestros líderes políticos pueden hacer nada», expresó Mustafá Birat, un informático de 20 años.
Mientras tanto, la Media Luna Roja, servicio de emergencias equivalente a la Cruz Roja, confirmó más de una decena de heridos en enfrentamientos en las ciudades palestinas de Qalqilia y Tulkarem.
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