Agencias
Lima.- Perú se dividió este lunes tras el indulto que el Presidente Pedro Pablo Kaczynski concedió al ex mandatario Alberto Fujimori, mientras expertos consideraron un aumento en la incertidumbre política tras dos días consecutivos de protestas, de las cuales algunas se acercaron a la residencia presidencial.
Asimismo, la decisión de otorgar el perdón ocasionó acusaciones de traición a la patria de personas como Verónika Mendoza, líder de la izquierda y clave para el ascenso del actual Mandatario al poder.
La liberación de Fujimori, quien cumplía una sentencia de 25 años de cárcel por el asesinato de 25 personas, produjo inusuales manifestaciones durante días en los que Lima lució semivacía por la Navidad, mientras que el Gobierno de Kuczynski desplegó centenares de policías antimotines por las calles.
Las protestas en Lima y otras ciudades del país movilizaron a unas cinco mil personas que llevaban carteles con el rostro de Fujimori junto a las frases incriminadoras o carteles con fotografías de las víctimas, entre ellas un niño de ocho años, quien murió a manos de un escuadrón militar clandestino que combatía al grupo terrorista Sendero Luminoso.
Además, el ex Presidente tenía otras cuatro condenas por corrupción.
Kuczynski anunció su polémica decisión tres días después de que sobrevivió a un intento de destitución del Parlamento dirigido por Keiko, la hija mayor de Fujimori, por mentir sobre sus nexos con la constructora brasileña Odebrecht.
Pero de forma irónica, el Mandatario salvó su puesto por la abstención de legisladores fujimoristas ligados al congresista Kenji Fujimori, hijo menor del indultado y quien dirige una facción marginada del partido dominante.
El hijo menor de Alberto Fujimori, el legislador más votado del Parlamento, siempre anunció que su único interés era la liberación de su padre.
«El indulto abre una caja de Pandora, la premura con la que ha sido tomada vuelve más vulnerable a Kuczynski», señaló José Carlos Requena, de la firma de análisis político 50+1.
Fujimori pidió su indulto una semana antes en medio de la mayor tormenta política local desde el año 2000.
La Oposición parlamentaria descubrió que la empresa de Kuczynski, Westfield Capital, asesoró a Odebrecht por 782 mil dólares mientras era Primer Ministro del Gobierno del entonces Presidente Alejandro Toledo (2001-2006).
Kuczynski lo negó por meses y ahora es investigado por la Fiscalía.
El jueves en plena crisis y cuando Kuczynski estaba a punto de ser destituido, Mercedes Araóz (Primera Ministra y legisladora de Kuczynski) desmintió a la prensa una negociación de la permanencia presidencial a cambio de un indulto a Alberto Fujimori (1990-2000).
El viernes el propio indultado Alberto Fujimori, de 79 años, llamó desde la cárcel a varios legisladores que luego no votaron por la destitución, confirmó la parlamentaria Maritza García a la televisora local N.
«El presidente queda como un gran mentiroso, tendrá que armar una nueva coalición, pero nadie le va a creer», comentó Eduardo Dargent, profesor de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Perú.
«Estuvo negociando votos» sin decirle ni siquiera a su círculo más cercano, añadió.
A un día del indulto, el Gobierno de Kuczynski aumentó su fragilidad con la renuncia del Ministro del Interior Carlos Basombrío y tres legisladores de su diminuta bancada parlamentaria.
Kuczynski cuenta con 18 por ciento de aprobación, su nivel más bajo en 17 meses de gestión según un sondeo nacional de Ipsos Perú.
Carlos Rivera, abogado de los familiares de las víctimas del escuadrón militar clandestino, dijo a la televisora local N que el martes enviarán un informe a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, para solicitar un informe a Perú para luego tomar una decisión que podría revertir la decisión presidencial peruana.
Fujimori, profesor universitario desconocido que en 1990 ganó las elecciones, es considerado por sus seguidores como el mejor Presidente de Perú que estabilizó la economía del país y junto a las Fuerzas Armadas venció a Sendero Luminoso.
Pero sus críticos recuerdan que disolvió el Parlamento en 1992 y de la mano de su jefe de espías Vladimiro Montesinos, actualmente preso por violaciones a los derechos humanos, corrompió la política peruana.
Pese a sus crímenes, en septiembre el 65% de los peruanos apoyaba un indulto a Fujimori por razones humanitarias, según arrojó una encuesta de la firma Ipsos Perú.
Sus seguidores llegaron por decenas el lunes hasta una clínica limeña donde se encuentra internado por un problema de arritmia y por el cual fue trasladado el sábado desde la cárcel donde cumplía su condena desde 2007, según declaró el lunes su médico de cabecera Alejandro Aguinaga.
«Está un poco mejor», señaló.
Los simpatizantes de Fujimori portaron banderas blancas con letras en tinta negra con la leyenda: Fujimori libertad, y también una fotografía gigante con la imagen de Fujimori vestida en traje sastre en la que se leía la frase: señor ten piedad y perdona a los que me odian.
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