Felipe Martínez Chávez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- A partir de ahora, los servidores públicos del Gobierno del Estado trabajarán “con entusiasmo, disciplina, tenacidad, visión estratégica y orientación a resultados”.
No es vacilada ni tomadura de pelo. Así lo afirma el Código de Ética de las y los Servidores Públicos del Poder Ejecutivo de Tamaulipas, que acaba de publicar el Periódico Oficial del Estado para entrar en vigor de inmediato.
Viene a sustituir el Código promulgado el 20 de noviembre del 2013, en plena época de corrupción del egidismo.
Y no se ría usted querido lector, porque la norma moral de la burocracia afirma que van a laborar “con rectitud, probidad y vocación de servicio sin esperar algún beneficio adicional que aquel que el Estado les otorga”.
El responsable de que así lo hagan es Don Mario Soria Landero, el Contralor. Si alguien no cumple habrá sanciones. Es necesario que “busquen los mejores resultados con los menores recursos” para satisfacción de la sociedad.
Si persisten los que reciben “moches” en Obras Públicas (asignar contratos), Contraloría (reportar avances) o Finanzas (por pagar a tiempo), se les ordenará escribir 200 páginas diarias de cuaderno sobre letanías de ética básica.
Aun así, cuando surjan indisciplinados, recibirán capacitación obligatoria en los respectivos centros de trabajo. En lenguaje llano, un lavado de cerebro.
El último recurso contra los rebeldes: Dos docenas de coscorrones.
Esfuerzo inútil de quien redactó el documento.
Para maniobras los burócratas se pintan solos. Ya logaron evadir el “chip” que regula entradas y salidas a edificios de oficinas. Lo envuelven en una tira de aluminio y se inactiva.
Si hablamos de cosas más en serio, vaya capacidad de convocatoria la de Francisco Chavira Martínez, ex candidato a Gobernador por la vía sin partido, al ofrecer convivio de fin de año a periodistas. En esta nueva etapa de sus actividades, el también rector y propietario de la Universidad del Norte de Tamaulipas estrena Jefe de Prensa. En un futuro podría regresar al activismo político, alguna candidatura.
Evidente que el Tribunal Electoral de Tamaulipas está al servicio del PAN, pero ¿Qué se necesita para destituir a su presidente René Osiris Sánchez Rivas?. No es fácil.
Este miércoles el presidente estatal priísta, Sergio Guajardo Maldonado, dijo haber enviado oficio a su jerarca Enrique Ochoa Reza, en que le pide intervenir para que el alto representante jurisdiccional se conduzca con imparcialidad.
Resulta que el señor Sánchez se pronuncia públicamente -ante la prensa- sobre asuntos de apelación o reclamos ciudadanos, cuando debería tener el pico cerrado.
Los abogados señalan que, el camino es un juicio político que deberá ventilarse en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y no ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Tardaría años en darse una resolución.
“Con la destitución nos daremos por bien servidos”, remarcó Guajardo ante los periodistas que le preguntaban.
La verdad es que hace falta una sacudida al citado Tribunal. Además de René, que debe su promoción a los vientos del cambio, los demás magistrados fueron heredados por la corrupta administración de Egidio Torre Cantú.
La justicia electoral -como todas las justicias- debe ser aplicada bajo el principio de imparcialidad.
Por igual los tricolores impugnaron, esto sí ante el panista TRIELTAM, el nombramiento de por lo menos 30 consejeros municipales electorales entre presidentes, propietarios y suplentes de Altamira, Aldama, Padilla, Ocampo, Gómez Farías, Matamoros y Reynosa.
Creen los del Revolucionario que los órganos municipales podrían estar al servicio de sus contrincantes azules.
Habrá que esperar. La decisión de Osiris y su equipo podrá ser apelada a los tribunales federales (que siempre dicen la última palabra).
Después de un año y meses de gestión, los 43 presidentes (y presidentas) municipales quieren la reelección. Comenzaron a buscarla desde el uno de octubre del 2016 en que iniciaron actividades.
Los que llegaron por un partido, para seguir en la nómina deben ser propuestos por ese partido. Los independientes por el mismo camino.
Dice el refrán que hay que pelearse con todos menos con la cocinera, y esto es precisamente lo que no hizo el presidente de Díaz Ordaz, la tierra de los propietarios del Partido Encuentro Social, mejor conocido como PES.
El profesor Jorge Navarro Garza tuvo la mala fortuna de enemistarse con Abdíes y Enoc Pineda Morín, esos que, en su voracidad, sacan la carne del asador antes que esté cocida.
Los Pineda querían al maestro de títere. Le metieron al equipo de colaboradores y utilizaron las arcas como caja chica.
Lógico que Don Jorge ya no será candidato a la repetición. Los jefes del PES necesitan a un gato. De ahí deben salir los gastos para campaña por las alcaldías. Quieren la tesorería completa.
Díaz Ordaz es el primer municipio que el partido de los aleluyos gana en Tamaulipas. Para julio del 2018 van en asociación con el Morena de López Obrador.
Por otra parte, el que ya anda en plena precampaña por el ayuntamiento de El Mante es el diputado federal Alejandro Guevara Cobos. No hay semana en que no recorra ejidos o colonias con el fin de levantar demandas e inquietudes de la comunidad, según dice.
Inicialmente quería ser Gobernador. Ya se conforma con la candidatura por la cañera, donde nació.
El que parece tener asegurada la candidatura del PAN a la presidencia de Matamoros es el diputado Carlos Alberto García González. Tiene todo para derrotar la reelección del priísta «Chochín» de la Garza Díaz del Guante.
Y no, no vemos a tamaulipecos que se incrusten en las campañas ni de José Antonio Meade, López Obrador y Ricardo Anaya. Como que los paisanos han dejado de interesar en el centro del país…
Tampoco hay delegados de los comités nacionales del PRI ni PAN.
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