Rigoberto Hernández Guevara
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Margarita Zavala no es una muer común y corriente: quiere ser presidente. Y claro que quienes observamos sus movimientos y declaraciones guardamos nuestras reservas de rigor. Primero está el hecho de haber estado casada con un presidente, Felipe Calderón Hinojosa, y aunque la bronca no es con ella, lo cierto es que la actuación de Felipe calderón dejó mucho que desear para los mexicanos.
¿Huele a comparsa? Un poco. ¿Huele a negociación política, donde los intereses económicos se juntan? Pues sí. Esa ya nos la sabemos, anda por si una debacle y se encumbra y puede ocurrir en este país surrealista.
No se le refuta su posición como mujer, sino por ser quien es, pues durante la administración de su esposo al frente de la república tuvo sus queveres bastante dolorosos y por lo cual la sociedad mexicana a quien no se le pela nada y sí lo más importante, la ha cuestionado.
Una muer sería lindo para este país y ya nos la merecemos, pero no por cambiar, sino porque ella demuestre, no desde su género, sino desde su valor humano, que quiere cambiar las cosas, hasta pudiéramos creerle.
En lo personal es una mujer atractiva, con personalidad y habilidad que más que natural parece aprendida en el torrente de las lides políticas, lo cual asombra, pues lo aprendido es más valioso.
Sus propuestas, no sorprenden mucho que sean acerca de la seguridad pública, pues todos recordamos que fue Felipe Calderón quien sacó al ejército a las calles y desde entonces ahí andan. Cansándose, sin tocar fondo.
Ahora la propuesta es incrementar el número de policías, como si no hiciera falta mejor depurarlos y quedara solo uno pero confiable. Es verdad que para los mexicanos comunes en las calles, lo policías han sido un talón de Aquiles. Los hechos violentos han desbordado los motivos por los que andan afuera y se dispara mucho al aire, hay muchas balas perdidas que no respetan equidad ni edades.
Es difícil que Margarita Zavala sea electa presidenta de la república, baste ver a los señores de las casas de enfrente, baste verla a ella misma.
No se demerita su presencia ni su capacidad, lo que se ve no se juzga, la bufalada no está con ella.
La lectura que se le da a su presencia en el estado es sólo a hacer acto de presencia muy breve y como se lo indica el INE, otra cosa será cuando nos visite como candidata, con sus más claras propuestas que no van más allá de la seguridad pública, pero hay que esperar.
En frente vemos como Andrés Manuel López Obrador sigue ganando adhesiones en Tamaulipas, cosas que no se daba antes en sus campañas, sus candidatos son tal vez los más grises en el país, pero la animadversión que tiene la gente contra el sistema es ya por sí misma una campaña obradorista.
HASTA LA PRÓXIMA
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