Max Ávila
* El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Para don Manuel Montiel Govea con los mejores deseos de pronta recuperación de su salud. ¡Ánimo que faltan muchas batallas!.
Es evidente que las tendencias político-ideológicas se polarizan, por lo mismo más pronto de lo imaginado la lucha por el poder en México se reducirá a dos fuerzas: izquierda y derecha.
La primera etapa de este proceso ya se observa cuando el PRI está prácticamente expulsado del escenario donde se compite por la presidencia de la república siendo su futuro no muy prometedor con efectos inmediatos en buena parte del país.
Ya sabéis que el tricolor es un partido ubicado al centro, es decir indefinido, aunque generador de corrupción e impunidad por lo que ahora sufre desprecio social sin excusa ni pretexto.
El arribo de un precandidato como “el ciudadano” Meade, “el liderazgo” de Enrique Ochoa Reza o la deshonra pública solo es resultado de su descomposición elevada a la N potencia por la cantidad de casos de inmoralidad que reflejan “la muerte cerebral” del sistema.
Sea que el PRI inició el camino rumbo a su destrucción sin que exista fuerza capaz de detener su caída. Lo malo es que deja un país con el presente y futuro empeñado al gran capital internacional siempre dispuesto a aprovechar los despojos de países en crisis, como el nuestro.
Para salud de México es obligada la desaparición del PRI…ha sido demasiado el daño.
Frente al destino manifiesto del tricolor se alzan las fuerzas de derecha e izquierda que ahora mismo disputan la supremacía territorial. Y desde luego habrá novedades el primero de julio, fecha en que ha de iniciar la reconstrucción republicana.
Guardando las proporciones pudiera ser una nueva edición “corregida y aumentada” de la confrontación de liberales y conservadores en el siglo X1X que produjo gigantes cívicos como Juárez…pudiera ser.
Lo cierto es que en la nueva historia de México no cabe el PRI; no deberá estar porque se trata de rescatar la dignidad de una sociedad humillada, avergonzada y degradada por depredadores cobijados en las instituciones.
De manera que solo dos tendencias han de sobrevivir considerando que las mediocridades no caben en el modernismo político a que llama la necesidad histórica.
En este sentido la responsabilidad recaerá en la conciencia ciudadana, la misma que permaneció impedida por el enorme peso que significó legitimar por la fuerza decisiones contrarias al bienestar general. Mucha culpa tendrá el poder legislativo incapaz de contener los excesos del ejecutivo y sus aliados.
Excesos pagaderos con pobreza, inseguridad, desempleo, etc. Y ni modo que sea invento.
TAMBIÉN EN TAMAULIPAS
Al igual que en el resto del país, el PRI desfallece en Tamaulipas cuando la sociedad civil poco apuesta por su sobrevivencia. Un severo golpe se concreta en la nominación de sus virtuales abanderados para diputaciones y senadurías. Tampoco existe mucho entusiasmo en lo relativo a ayuntamientos y legislatura local.
En el caso de nuestro estado es probable que el tricolor sea enviado a la tercera posición “y hasta con porcentaje pa’ descender más”, diría aquel. Y aunque el efecto “peje” aún es impredecible, existe la impresión que podría influir para que MORENA conquiste primeras posiciones.
Usted dirá que el PAN “es mano” en Tamaulipas y está en lo cierto por obvias y sobradas razones pero también es cierto que por estos andurriales la influencia de López Obrador es como para lograr presencia histórica.
El asunto que el PRI en Tamaulipas podría ser borrado del mapa debido no solo a los pecadillos conocidos, sino a la lucha entre PAN y MORENA ya difícil de ocultar. Desde luego que por acá la ideología no tiene el valor ni la importancia de otras latitudes pero de que los cuadros están definidos por los intereses de grupo eso-que-ni-que.
No es exagerado insistir en que podríamos estar presenciando el sepelio del PRI en nuestro estado. Y no es por culpa del dirigente Sergio Guajardo ni siquiera por la mediocridad de algunos candidatos, sino por algo más grave y cercano a la traición.
SUCEDE QUE
¿Será también el fin de una clase política irresponsable que ahora reclama “derecho de sangre” cuando olvidó que solo existía una madre tierra llamada Tamaulipas?.
Y hasta la próxima.
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