Marco A. Vázquez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- La campaña de José Antonio Meade, que por fin pisa tierras tamaulipecas, cada vez se parece más a la del fracasado aspirante a gobernador de Tamaulipas, Baltazar Hinojosa Ochoa, y parece tener el mismo destino, la derrota.
Mire, Balta primero fue una imposición, luego nos lo presentaron como el más inteligente de todos, después para justificar su tibieza inicial en el discurso dijeron que había que esperar las campañas para conocerlo, posteriormente se portó en exceso disciplinado al grado de que no tocaba al gobierno ni con el pétalo de una rosa, ya para acabar de sepultar su candidatura se unió a lo que más odiaban los votantes, a los gobiernos que representan, a los del PRI, sus amigos o sus coordinadores de campaña daban más miedo que ganas de seguir ese camino, tan es así que cuando se siente perdido y hace un intento por romper con el gobierno ya pocos le creyeron, fue demasiado tarde y apenas pudo recuperar algunos votos, igualito va Meade, la misma trayectoria.
Por supuesto, las propuestas que hace Meade ante el electorado son inteligentes, como las que hacía Baltazar, no dejan la menor duda de que es un hombre preparado y sus acciones reflejan que sería un buen gobernante o, por lo menos, con idea de lo que quiere para México sin embargo políticamente o para fines de la elección va error tras error.
Da la impresión, por ejemplo, de que se dejó caer en los brazos de un enemigo y acepto la idea tonta de recular en su discurso de que es un hombre sin partido para convertirse en parte del sistema, su último spot que da a conocer el trabajo que realizó como Secretario de Desarrollo Social y de que sabe combatir la pobreza así lo recalca.
Le insisto, Baltazar y Meade son hombres inteligentes, buenos para la grilla en corto, para seducir a los hombres del poder pero con una soberbia tan grande que les imposibilita conocer y decir lo que quiere el ciudadano común, el de a pie, el que todos los días sufre los gasolinazos, a los que les la falta dinero para los pasajes de sus hijos o hasta para curarlos, en pocas palabras, no se dejan asesorar por expertos que quieran ganar.
Al ritmo que llevan les será muy difícil cambiar la tendencia del voto, eso no se logra presentando propuestas de gobierno o diciéndole a la gente que ha sido parte de un sistema, le hace falta a Meade romper con el gobierno de Enrique Peña Nieto, señalar sus errores, reconocer que vivimos en un país con miles de problemas y que no será fácil cambiar si no se recupera todo el dinero que han robado los políticos del partido que representa y regresárselos al pueblo, como Balta, también se está tardando en eso, es más, con todo y que el actual gobierno de la República apenas tiene un atractivo del 30 por ciento da la impresión de que piensa seguir al lado del mismo.
Tiene razón, el discurso de Andrés Manuel tampoco es muy bueno que digamos, a veces habla o realiza cosas que nos dan a entender que protege delincuentes y que será capaz de juntarse con ellos si es necesario para ganar la presidencia de la República, su propuesta de amnistía a los narcotraficantes, su tendencia a seguir aceptando basura política para hacerlos candidatos a puestos de elección popular así lo dibujan pero la ventaja de López Obrador es que ni cosquillas hacen las campañas de sus adversarios.
Meade parece que sería un buen presidente pero para su desgracia está resultando un mal candidato, mal asesorado, con un partido que ni siquiera ha sido capaz de invertir en spots que por lo menos los canten en el pueblo como el de Movimiento Naranja o el de ya sabes quien que todo mundo trae en la boca.
Pisa tierras cuerudas el candidato a presidente por el Partido Revolucionario Institucional y seguramente se dejará seducir y hasta puede que sea convencido que ganará en este Estado porque le van a juntar a todos los que quiera ver, habrá cientos o quizá miles de personas intentando una selfie, echando porras sin cansarse, prometiendo votos al por mayor y ese será otro clavo a su ataúd.
Ándele, igualito como le hicieron a Balta los del PRI que tenía en sus manos Egidio, juntándole la misma gente de siempre, los que ya no inspiran más que odios, rencor y pocas ganas de regresar a los que se han ido.
Como Baltazar también Meade resultará un mal candidato, va a convencer a miles de personas con sus propuestas, quizá hasta supere las expectativas pero en definitiva se quedará muy lejos de quien gane la presidencia de la República, digo, por lo menos así sucederá si sigue con su mismo tono y las mismas acciones, si continúa sin prepararse para decir, con el acento adecuado, lo que el ciudadano quiere escuchar para direccionar su voto.
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