Por Pegaso
Reynosa, Tamaulipas.- En las márgenes del río Bravo solían pescar dos hombres. Uno en el lado mexicano y otro en el lado americano.
Todos los días se saludaban, hasta que llegaron a tener una sólida amistad.
Ya entrados en confianza, el pescador gringo le pregunta al mexicano: «Oye, tu, mexicanou, ¿qué carnada usar para pescar peces?»
A lo que el mexicano le responde: «Gusanos».
El americano contesta: «Mí también».
Pasa un rato y el gringo le vuelve a preguntar: «Decirme por qué tú no tapar el bote de gusanous. Si no taparlo se te van a salir y ya no tendrás carnada para pescar».
Le responde el mexicano: «No se preocupe, míster. Usted tiene que tapar el bote porque sus gusanos se salen, pero aquí no tenemos ningún problema con eso.
Intrigado, le pregunta de nuevo el gabacho: «Mí no entender, ¿por qué decir tú que gusanos no salirse».
Y el mexicano le contesta: «Yo puedo dejar el bote abierto porque cuando uno de los gusanos intensa salirse, los demás lo jalan de la cola, y así ninguno de ellos puede alcanzar su objetivo».
II
En cierto sentido, el oficio del periodismo se ha vuelto una especie de bote del que difícilmente podemos salir quienes estamos dentro de él.
Décadas atrás, uno podía ir a un periódico sin más preparación que saber redactar decentemente. El Jefe de información le colgaba una cámara réflex al hombro y lo mandaba a las fuentes más insignificantes a entrevistar funcionarios.
Más adelante, si el medio impreso contaba con fotógrafo, lo podía enviar con el reportero para mejorar las fotos.
Luego acabó la etapa de los periodistas empíricos y vino la de los profesionistas. La mayoría de las universidades fundadas después de los ochenta ya incluían la carrera de Ciencias de la Comunicación.
Cada año se graduaban oleadas de nuevos comunicólogos, de los cuales, entre cuatro y cinco se acercaban a los periódicos o a las estaciones de radio, pretendiendo ganar un sueldo decoroso.
Para su desilusión, la mayor parte de los medios de comunicación no pagaban o pagaban una miseria. (Nota de la Redacción: Hasta la fecha, Pegaso. Acuérdate que a tí a veces te pagan y a veces no).
Total, el oficio del periodismo es uno de los más desgraciados en estos momentos. Es un bote del que difícilmente se puede salir.
III
Me dio gusto cuando me enteré que la compañera Yeni fue designada como titular del área de Comunicación Social del Municipio.
Sé que desde mucho antes que falleciera su esposo, mi buen amigo Víctor, ella ha participado activamente en diversas organizaciones sociales, defendiendo la causa de la equidad de género.
Habemos quienes la animamos a seguir adelante, a echarle todas las ganas en su nueva encomienda para dar a conocer de manera eficiente las actividades del Municipio y los recorridos que diariamente realiza la alcaldesa Maki Ortiz.
Después me enteré que hay compañeros que solicitaron a la contraloría su remoción como Directora de Comunicación Social.
Lo malo es que lo hicieron a nombre de «todos los periodistas», lo que constituye una completa falacia.
IV
Posdata: Las tres historias no tienen conexión. (Nota de la Redacción: Aunque yo creo que sí).
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