Luis Torre Aliyán
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Del lugar 37 al 36, pasó México en el Índice de Competitividad Internacional 2017, es decir, avanzamos un lugar a pesar de nuestros altísimos niveles de corrupción, inseguridad, pésima política fiscal y excesiva regulación.
¿Qué nos dice esto? Muy sencillo: potencial económico sobra en este país, pero sin un sólido Estado de Derecho nunca estaremos dentro de los primeros lugares en materia de competitividad.
Porque, ¿Cómo aspirar, a que atraigamos más y mejores inversiones si la tasa del Impuesto sobre la Renta está muy por encima de la tasa promedio de los 35 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)?
¿Cómo aspirar, a realmente alentar a los empresarios a arriesgar su capital e iniciar un negocio siendo que según la Comisión Federal de Mejora Regulatoria en México se tienen que atender más de 130 mil regulaciones aplicables en distintos niveles de Gobierno? Resultan excesivos los costos en materia de regulación.
¿Cómo aspirar, a que más firmas extranjeras se convenzan de que México es el lugar ideal para invertir si 2017 fue el año más violento en México según la revista The New York Times?
¿Cómo aspirar, a que exista una competencia leal en los mercados cuando a pesar de los esfuerzos ciudadanos por tener sistemas para combatir la corrupción, hay que reconocerlo: seguimos siendo carcomidos por ella?
¿Cómo le hacemos para seguir aspirando? ¿Se puede? ¿Cómo le hacemos para aspirar a ser los primeros lugares en competitividad si nuestro Estado de Derecho, en la última medición que hizo The World Justice Project sobre ese rubro, México está en el lugar 92 de 113 países evaluados, con la misma calificación que países como Sierra Leona, Liberia y Kenia? De ese tamaño el problema ¿eh?
¿Cómo le hacemos, Anaya? ¿Cómo le hacemos, López Obrador? ¿Cómo le hacemos, Meade? ¿Cómo le hacemos, mexicanos?
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