Rigoberto Hernández Guevara
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Es cada vez más fuerte la ola que arrastra Andrés Manuel López Obrador.
Las condiciones están dadas, si no se llena de soberbia, de ser el presidente de la república. Hay que reconocer que va un López Obrador mucho más abierto y accesible. Con buenos asesores, fue que decidió abrir la convocatoria.
Hay que definir que la gente por si misma está resentida con quienes gobiernan el país. Hay sectores derrotados, que hoy tienen la ocasión no solo de manifestarse sino de integrarse a un gobierno.
Bueno, él mismo lo ha de saber. Debe ir sin errores. La experiencia le permite ahora participar sin tanta beligerancia. Cubriendo sí aquellos aspectos más claros de la economía nacional como la desigualdad.
En las ciudades grandes y en las pequeñas, los grupos que sujetaban un sector de la administración pública lo heredaban. Eran los ricos, pues ellos fraccionaban, tenían las mejores franquicias y operaban desde distintas empresas cuyas facturas iban a dar al gobierno.
Se robaba con prosapia. Se hacía con elegancia y la gente, que siempre lo supo, lo comentaba en las calles, se sabían sus nombres de pila.
Otro mal que seguramente nos impulsaría desde abajo es el combate a la corrupción. Es una tarea pendiente y que quita todos los males. Como bandera como ya dijimos la misma gente quiere que se imponga la justicia donde ande.
Hay un pequeño pueblo en medio de este pueblo gigantesco que es el país. En medio, un puñado de ricos se aliaron para darle paso al proyecto de alternarse el poder. Son grupos de fuerte poder económico fortalecido por el mundo globalizado. Le sacan mucho al país.
Justo a tiempo, el PRI había desmoronado los sectores que comenzaban a influir y a oponerse a los deseos de los ricos y nuevos ricos que aparecen en el esquema nacional. Andan donde quiera. Son miembros distinguidísimos del FMI, pues México es un cliente distinguido en esa comunidad de deudores en los vaivenes que ellos mismos le dan.
México, no obstante su deuda, es un país rico. Si tan solo no hubiera gobierno nos iría mejor.
Ciertamente hay una fuerte resistencia y un mecanismo que permite que un sector de la población desconfié de la izquierda. Tal vez estén en medio y quieran un cambio, pero sienten al mismo tiempo que se les acaban los privilegios.
Por otra parte si no hubiera gobierno gobernara el más fuerte a mano pelona. Habría casos de verdadero éxito viniendo de pelear contra una horda de cabrones. Pero tristemente al final se pondrían de acuerdo en aquel callejón oscuro.
Esta vez la elección tendrá el final que mucha gente espera. En la antesala hay todavía el breve espacio en que todo inicia o termina.
Las elecciones para presidente de la república serán competidas en todos los ámbitos de la existencia ciudadana. Pero es perceptible que en donde no lo había lo hay. López Obrador podrá ir adelante o no de las encuestas. Pudiera ser una táctica de los que le están al frente. Pero en la realidad, en la vida cotidiana por donde la gente pasa, es verdad que ha crecido y hay un ligero estremecimiento social.
HASTA LA PRÓXIMA.
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