Rigoberto Hernández Guevara
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Llave del tiempo, agua en un lienzo, en un aljibe del aire.
Agua inmediata, en el centro del agua, agua del tiempo cayendo. Agua completa, trepidante, ensordecedora agua líquida, inmensa.
Luego del aire soplado el agua, el injerto del suelo, la voz de la tierra. Lego un estruendo cae en las hojas, se precipita a las tardes de un día cualquiera.
Lluvia escuchada otra vez en los tejados, en los fríos contornos de las alas mojadas, en los pensamientos cuando es noche y nadie.
Llave de la noche, agua que suma un carnaval al paso del tiempo del cristal.
Llevo horas viéndome. Hacia los corredores resbala el pasado completo. En los mosaicos el reflejo es un texto leído muchas veces.
Al fondo el último salón me espera con la risa de cientos de aves. Escucho el latir de mi voz creciendo, oyendo, despertando de un sueño.
Agua inmerecida en el pelo liso. En el fondo de una canción inventada a toda hora antes de los relojes.
Llave de tiempo, clave de la vida, fórmula correcta. Llaves para abrir la única puerta.
Llevo horas llevándome. Me he traído a cierta distancia de mí. En las calles por donde paso, no había visto cómo se ve la ciudad sin mí, al otro lado de las consecuencias.
Llave de agua escapada, perseguida llave sin puerta, de repente llave. Llave de junco, de trigo, de nube, de hoja de lata.
Llave del rostro, luego una escalera, un montón de piedras, en medio una sola palabra escuchada. Entonces abres de nuevo la risa. La mañana es un par de cosas que escuchamos y no escuchamos.
Llave de dedos, de alambres de púas, de fuego. Llaves anónimas.
He vuelto mil veces al paso de los pasos, al entorno que va al límite de un par de zapatos. Estoy aquí de pié viéndome.
Llave de otras llaves, pasajeras como las palabras que no se leyeron nunca. Llaves para abrir la puerta de los ríos sin mojarse. Llaves de bronces de cobre, de latón. Llaves de un rincón de un condominio, de un balcón, de un edificio multicolor, de un vaso de agua.
Agua de una llave. Agua que abre y llave que llueva. Estoy en el centro pensando. Estoy adentro y afuera, la casa quedó por dentro de la casa.
HASTA LA PRÓXIMA.
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