Por Pegaso
Reynosa, Tamaulipas.- ¡Amiga!
¡Sí, usted que está leyendo esta gustada columna!
Si ya cumplió los 50 años y aún se siente como una quinceañera, hágale un favor a la Humanidad: No se ponga las horripilantes prendas con estampado de tigre, cebra, leopardo y víbora.
Los diseños salvajes en la ropa de la mujer se ven espantosos. Además, si usted tiene un cuerpecito de tololoche desafinado, ¡peor tantito!
Aunque se vaya a hacer zumba todo el día con las demás bodoquitos, aunque haga la dieta de la Luna, del Sol o de Saturno, lo más probable es que durante la noche le atore a los ricos taquitos de carnita asada, de trompo o de barbacoa, con su delicioso chesco de fresa.
Andaba yo trotando después de mi vuelo vespertino por la calle peatonal Hidalgo y lo primero que ví fue a una señora con ebúrneas y exuberantes curvas, pelo teñido de rubio, rubicundos cachetitos y una mirada pizpireta que acompañaba con un exagerado contoneo de caderas, ataviada con ¡una blusa con estampado de zebra!
Para quienes no lo saben, hay toda un mundo de literatura en torno a las gráciles féminas cincuentonas que se creen jovenzuelas de prepa. Se les llama «cougars», no sé por qué.
En el mundo masculino tienen su equivalente con el viejón que se cree un güerquillo y anda correteando chamacas de la mitad de su edad y se dice que están teniendo «su segundo aire».
Sin embargo, el fenómeno de las «cougars» merece un tratado completo por su complejidad.
Tachadas a veces de vulgares, de tener gustos nacos o chabacanos, las «cougars» tienen también sus grandes defensoras, como la princesa Letizia de España o muchas otras celebridades que ya no se cocen al primer hervor, pero que quieren demostrar al mundo y demostrarse a sí mismas que aún las pueden.
Pero no nos confundamos. Una bonita blusa o una entallada falda de Dior con diseños «animal print» pueden lucir bien cuando la dama mide 90-60-90 y tiene un rostro angelical, ¡pero no doña Chona la tamalera, quien se va al tianguis de Los Muros a comprarse sus tiliches atigrados, que ya anda rascando los 60 años y todavía se siente devoradora de hombres!
Mujeres hay que siendo realistas y conscientes de que sus años mozos han quedado atrás, se visten de acuerdo con su edad y su físico.
Tampoco estamos esperando que se atavíen con hábito de monje o la vestimenta que usaban sus agüelas hace cien años.., pero siempre hay un justo medio.
Una página web llamada Motufashion.com exalta el uso de las prendas con diseño animal: «¿Cómo es la mujer amante del animal print? Ante todo es una mujer segura de sí misma, que no tiene complejos ni le importa lo que puedan pensar de ella. Le gusta este tipo de estampados, se siente favorecida con ellos y los luce pisando firme, sin dar ningún valor a los juicios que otros puedan tener».
¡Claro! Por supuesto que tienen todo el derecho del mundo de hacer el ridículo, si así les place y se sienten a gusto, ¡pero encerradas en un baúl con cinco candados y en el sótano de su casa!
Insistiré ante la Corte Internacional de los Derechos Humanos, en mi próxima visita a La Haya, Holanda, para que prohíban ese tipo de prendas femeninas.
¡Fuchi!
Mejor nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: «No obstante, usted mismo no realiza de manera errónea el procedimiento para curtir el tejido epidérmico vacuno». (Pos tú no curtes malas vaquetas).
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