Clemente Castro González
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Hace años, durante la gestión rectoral de JOSÉ MANUEL ADAME MIER (Q.E.P.D.), uno de los líderes universitarios de aquel entonces, se acercó a él para pedirle un consejo.
La anécdota refiere que el “guía de estudiantes” le dijo al licenciado ADAME que tenía la intención de comprarse un vehículo del año, lujoso, de los que traían los adinerados.
El dirigente tenía duda sobre la compra no porque la faltan recursos económicos, sino por lo que podrían comentar los universitarios y, sobre todo, las “buenas conciencias” de la sociedad.
“Si adquiero el auto van a decir que estoy robando; que soy corrupto”, razonó el personaje.
Sin rodeos, la respuesta del rector fue contundente: “cómpratelo, al fin y al cabo ya lo dicen”.
Valga la referencia para aludir al errático criterio asumido por la cúpula del tricolor, entiéndase ENRIQUE PEÑA NIETO, al decidir que su candidato a la presidencia de la República fuera JOSÉ ANTONIO MEADE KURIBREÑA y no el mejor posicionado del PRI en las preferencias ciudadanas, en éste caso MIGUEL ÁNGEL OSORIO CHONG.
Según esto, se decidió que el bueno fuera “PEPE TOÑO” porque trae la aureola de ciudadano y en su desempeño, en calidad de funcionario, sirvió al PAN y al PRI.
A los verdaderos priistas se les marginó seguramente con el argumento de que había que limpiar la imagen del partido y vender la idea de que su abanderado es alguien honesto.
El punto es que eso no les funcionó en tanto que al candidato priista le suman los negativos del instituto que la abandera y de los errores cometidos por el jefe del ejecutivo y ni que decir de las evidencias de corrupción en el presente sexenio.
Si fura poco, el abanderado tricolor tampoco puede deslindarse de los actos indebidos que se han cometido en la actual administración y la pasada, en tanto que al ser funcionario de alto nivel, en un sistema dañado, la complicidad para ocultar actos indebidos es lo común.
Ahí ésta la llamada “estafa maestra” y los “moches”, al igual que la asignación de recursos desde la Secretaría de Hacienda, en donde despacho MEADE, con criterio político partidista.
Es decir, tal vez hubiera sido mejor que el jefe político se decidiera por OSORIO, AURELIO NUÑO o hasta un priista tibio, como JOSÉ NARRO.
A tales figuras del poder se les identifica con las transas, con la corrupción y MEADE no escapa a eso.
Tan se equivocó el presidente y sus acólitos que acaban de quitar a ENRIQUE OCHOA REZA de la dirigencia del PRI, un burócrata, convertido por dedazo en “líder” y, con ese vuelo, ungieron a RENÉ JUÁREZ CISNEROS, alguien que viene desde las bases del priismo.
Pero, en esencia, la culpa de que no levante MEADE en la campaña, no es responsabilidad absoluta del sacrificado.
Más bien se trata de una serie de errores que derivan de malas determinaciones para encarar una contienda que, dese el principio y para el tricolor, se veía complicada y así continúa.
Eso se observa al ver las encuestas, las cuales ubican al candidato del Revolucionario Institucional, en forma invariable, en el tercer sitio de las preferencias ciudadanas, alejado del segundo lugar y muy distante del primero.
A propósito del PRI, al tiempo, le tendrán que dar la razón a no pocos priistas que abandonaron su otrora partido por no estar de acuerdo a que hubieran colocado en la presidencia de éste a ENRIQUE OCHOA REZA, alguien sin trayectoria partidista.
Otra cosa que se debe señalar es que el “renunciado” no se dignó venir a Tamaulipas, para estar con sus compañeros de instituto.
Cierto que se le vio en el último informe del gobernador anterior, pero fue una especie de visita de doctor.
En ese entonces, al término del evento, el doctor OCHOA REZA salió apresurado y sus guaruras tuvieron altercados con reporteros que trataron de entrevistarlo.
Sin variar el tema vele preguntar: ¿Cómo esta eso de que fue MEADE KURIBREÑA el que relevó a OCHOA REZA, para revitalizar la campaña?.
Se supone que tal determinación corresponde a los militantes del PRI y no a alguien externo.
AL CIERRE
Aún no dan pie con bola en la secretaría de Educación en Tamaulipas (SET), en cuanto al enredo que generaron al determinar la retención quincenal de sólo el 30 por ciento del monto del salario de los profesores que tienen prestamos con el Sistema de Ahorro para el Retiro de los Trabajadores de la Educación en Tamaulipas (SARTET).
Lo que sucede es que del cheque de los profesores, meses atrás, se les descontaba un porcentaje superior al señalado, acorde a los préstamos obtenidos.
Pero por razones desconocidas desde la SET se determinó poner un tope en la retención del pago destinado a cubrir adeudos (30%).
La consecuencia es que los deudores tienen que hacer fila en el SARTET para hacer pagos complementarios antes de que se vean inundados de intereses moratorios.
¿Quién dijo yo para explicar lo que sucede?.
Y es que si se deja suelto el tema, van arreciar los rumores. Uno de ellos circula en el sentido de que el área administrativa adquirió e implemento un nuevo sistema lo que, según voces de la secretaría, resultó complejo e ineficiente.
Tan es así que los mentores llevan tres o cuatro quincenas que no tienen acceso a recibos de pago. Otro “asegún” es que es frecuente ver a decenas de afectados solicitando información para normalizarse y que no les claven la uña.
+.-Duros se lanzaron los empresarios (Consejo de Negocios, Consejo Coordinador Empresarial y Confederación Patronal de la República Mexicana), en contra del candidato puntero en las encuestas, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, al que tratan de desmentir su señalamiento de que presionan al presidente, ENRIQUE PEÑA NIETO, al fin de que MEADE decline a favor de RICARDO ANAYA CORTÉS para enfrentar al tabasqueño.
Incluso LÓPEZ OBRADOR ha dicho que grupos de empresarios financian la guerra sucia en su contra.
Ante la reacción de los integrantes de la Iniciativa Privada, la respuesta del candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia”, fue directa al señalar que se trata de una minoría rapaz que es coparticipe de los graves problemas que tiene el país, al que mantienen secuestrado.
Obvio que no se refiere a todos pero si a una camarilla que, como dijeran los clásicos, “no tienen llenadera”.
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