Por Pegaso
Reynosa, Tamaulipas.- Después de mi vuelo matutino me puse a escuchar un noticiero radiofónico local, porque hace poco tiempo tenía yo la inquietud de incursionar en el competido y glamoroso mundo de la locución.
Poco sé de la historia de la radiocomunicación en esta ciudad de Reynosa.
Sé que durante mucho tiempo era la manera más fácil de enterarse de las noticias. Bastaba girar un botón del aparato receptor de onda ultracorta, mejor conocido como radio, para escuchar la voz de algún locutor o comentarista, como Sergio Cozar o Roberto Avilés Candia.
¡Qué cotorras, qué aguirres, qué rojas! Avilés Candia era la mera paipa allá por la década de los setentas, ochentas y parte de los noventas.
Todo mundo escuchaba en la mañana la programación de las dos o tres únicas estaciones de radio que había en Reynosa.
Se oían en GAPE los alegres toques del acordeón acompañando el famoso tema de El Piporro en Chulas Fronteras del Norte, con Willie López, y enseguida pasaban el programa de Avilés Candia.
En esa época dorada de la locución, transmitía Sergio Cozar desde la RT su programa Burbujas del Aire, y decía entre nota y nota policiaca: «Si Fulano hubiera tomado Seven Up no habría tenido ese accidente».
Tuve mi primer acercamiento con la radio precisamente en los noventa, cuando solicité empleo de reportero.
Don Roberto me entregó una grabadora del tamaño de un bloque y me dijo: «Joven Pegaso, ¡váyase a reportear a las fuentes!»
Así lo hice.
En aquel tiempo estaba como Presidente de la CANACO el fallecido ex alcalde Ramón Pérez García, quien me confió como primicia que buscaría la Presidencia Municipal de Reynosa por el PARM.
Fue un destape que provocó entusiasmo en el propio Avilés Candia y en los directivos de GAPE. Tanto así que hasta hicieron un festejo y me dieron un reconocimiento.
También en aquellos años tuve la oportunidad de entrevistar a un niño prodigio.
Invitamos a sus padres a que lo llevaran a una entrevista con el conocido locutor y el párvulo se destacó por sus agudas respuestas e inmejorable léxico, a pesar de su tierna edad.
Luego se le invitó a hacer un comercial, pero sus avispados progenitores inmediatamente vieron una veta de oro y exigían el pago de regalías.
Mi segunda oportunidad con las ondas hertzianas fue en Multimedios, pero ahí la experiencia fue amarga, ya que empezaron a presionarme para cumplir consignas en contra del alcalde en turno. Creo que era Betico.
No quise seguir el juego sucio y me liquidaron por siete años de servicio.
En fin.
Creo que si algún día me llego a animar será para hacer algo diferente, un programa que realmente aporte a la comunidad.
Como endenantes, decía mi Tía Lucha.
Y aquí viene el refrán estilo Pegaso: «Procedamos a tornarnos en ínfima cantidad». (Vámonos haciendo menos).
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