Por Agencias
La Habana, Cuba.- El desastre aéreo registrado el viernes en La Habana con saldo de 110 muertos y las tres únicas sobrevivientes en “estado crítico extremo” han puesto al presidente cubano Miguel Díaz-Canel ante su primera prueba de fuego, a menos de un mes de asumir el mando de la República.
Sin Raúl Castro en actividades públicas, convaleciente de una operación de hernia, el mandatario acudió de inmediato al lugar donde se estrelló el viernes un Boeing 737, alquilado por Cubana de Aviación a la pequeña empresa mexicana Global Air, ocho minutos después de haber despegado de La Habana con destino a la oriental ciudad de Holguín, a unos 686 kilómetros.
“Las noticias no son nada halagüeñas, se esperan muchas víctimas”, fueron las primeras declaraciones de Díaz-Canel, quien ha conversado con la prensa en todos los lugares que ha recorrido.
Las tres cubanas sobrevivientes son atendidas por una veintena de especialistas en el Hospital Calixto García, de la capital.
Después de Cuba -99 muertos-, México es la nación con más pérdidas humanas tras el accidente, las cuales ascienden a siete -seis miembros de la tripulación de la aeronave y una pasajera que, aunque con visa de turista, había viajado a la isla tres días antes para recibir la última vacuna de un exitoso tratamiento contra cáncer de pulmón-. También perdieron la vida dos argentinos y dos saharauis.
La televisión estatal informó que en Cuba se encuentran 15 mexicanos familiares de la tripulación, a quienes se entrevistó esta mañana y se les tomó muestras de ADN para acelerar el proceso.
El experto cubano Jorge González Pérez, responsable del hallazgo de los restos de Ernesto Guevara, explicó que en el caso del piloto y el copiloto, aunque los uniformes sirven también como orientación para ser identificados, se les debe realizar una autopsia para determinar su condición física.
Esa labor se realiza en el Instituto de Medicina Legal. Se han sido identificados 33 cuerpos, aunque no se ha informado la nacionalidad de los mismos.
En el lugar se presentó el presidente cubano, vestido de civil, en medio de decenas de uniformes verde-oliva, ya que se activaron en la capital los mecanismos militares para situaciones de desastre. Díaz-Canel ya se había presentado en el hospital donde atienden a las sobrevivientes y a los lugares en los que se concentran los familiares de las personas muertas en el siniestro.
La mayoría de las víctimas cubanas proceden de la oriental provincia de Holguín, a donde llegaron las cenizas de una madre y su hija, fallecidas en el siniestro.
Dos expertos mexicanos asisten a los cubanos en las investigaciones de las causas del desastre, una de las cajas negras se recuperó en perfecto estado. La embajada de México “está en permanente coordinación con las autoridades” de la isla, según una fuente diplomática. (Excélsior).
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