Rigoberto Hernández Guevara
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- Luego de los sueños, el cuerpo se matricula en alerta. Durante la noche dejó caer el peso específico sobre un recipiente, antes de pensar en hacer contacto con la tierra, que en este caso hubiera sido de provecho. El cuerpo sin embargo responde a cada circunstancia.
Pero el día, que arroba de energía al cuerpo, nos somete y nos hace girar, nos levanta sonrientes, olvidando casi todo el pasado, a partir de ese instante.
Del viento que azota la nariz. Desde enfrente, a miles de kilómetros en el sol, en el cerebro del cuerpo emocional, otra persona comienza a soñarnos.
No estamos solos. Nadie somos nada, somos algo también. Descalzos.
Decía que la conexión siempre es una mirada. Una mirada buena. La gente vuelve a esa mirada, a esa loma llena de árboles, a cierta zona.
Cada quien elige una de dos o tres posibilidades dentro de una emboscada de ideas, oscurece y no te has decidido todavía. De pronto hay conexión.
Conexión es chispa que se ve brillar, son las manos, los ojos, el pelo, las pestañas, la forma de caminar. El coche que enciende. Es un ligero movimiento, imperceptible de quien dice la verdad. La conexión es una chispa divina. Un encuentro de poderes, un gran acontecimiento.
La poesía es conexión en un papel envuelto en llamas.
Durante la alerta, la conexión con el sueño se dificulta, pues están hechos de distinta materia, el sueño no está hecho de memoria. Si pudiésemos hacer conexión con el sueño y sus realidades, pueda que descubriésemos el otro mundo compuesto de fantasías o del génesis luminoso de nuestros corazones.
Al menos tendríamos información más precisa acerca de las pequeñas historias que un ser extraño, sin dejar rastro, nos relata mientras dormimos.
La conexión es mente abierta, desarrollo tranquilo, paciente, armonioso, alegre, tranquilo, hermosamente de otro mundo. Trancazo oportuno, veloz, aspaviento, pestañeo del sol.
La conexión es impacto, pero su explosión es el origen de un pueblo. Cada momento precisa de un lenguaje, así como hay regiones geográficas, cada uno es una melodía distinta. Conexión es bomba de tiempo, momento secundario, es cuando todos morimos, el mismo tiempo.
Conexión es empatía, abrazo definitivo, recuerdo, descubrimiento, ligero movimiento de cuerpo, de labios, parpadeo. Conexión es un encuentro de palabras que no se dijeron en otra parte donde se les había visito juntas.
Conexión es todo lo contrario a lo anteriormente mencionado. Es un poder nuevo y extraño, hasta cierto punto arbitrario, descontrolado.
Por eso, en cada paso, en cada aleteo de brazos, en el espacio lateral del cuerpo, el hombre lleva su ritmo, su contundencia, y antes de estallar en mil pedazos, tiene su privilegiado momento de papalote.
HASTA LA PRÓXIMA.
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