Por Redacción
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Si los discursos de odio son reprochables en las redes sociales, en los grupos de padres de familia que interactúan en el whatsapp no deben ser permitidos por el impacto negativo que tienen en la vida de alumnos o maestros que eventualmente son atacados por los adultos.
La psicoterapeuta Marisela Treviño Rodríguez dijo que va en aumento el número de niños y adolescentes que deben recibir ayuda psicológica para superar este tipo de bullying que han sufrido a consecuencia de malos comentarios realizados por padres de familia, que luego se hicieron extensivos en el salón de clases.
“Es increíble que haya niños que han tenido que cambiar de escuela por un ataque de padres, e incluso maestras que se han ido por la misma razón”, alertó.
Treviño señaló que lo que se esperaría de la tecnología es un uso bien aprovechado para estar al tanto de lo que se hizo en la escuela, sobre todo cuando ambos padres trabajan, y no que se utilice para menospreciar o insultar.
Explicó que lo lamentable es cuando una madre o un padre critica a un compañero de grupo de sus hijos y al día siguiente ese compañero no entiende por qué nadie le habla, y al paso de los días vienen las repercusiones emocionales y físicas ante ese rechazo.
Lo peor es que las autoridades educativas no están tomando ninguna medida al dar por hecho que hay responsabilidad de los padres de familia en el manejo de esos grupos de whatsapp.
Un punto que destacó en el mal uso de los móviles es que los padres dan celulares muy caros a sus hijos para que sean aceptados, y en realidad es una necesidad de los papás de ser ellos los aceptados, no por lo que son como personas, sino por lo que tienen.
NIÑOS DE HOY EN EL ABANDONO Y LA DISCRIMINACIÓN
Influenciados por las redes sociales, donde la práctica común son las manifestaciones de odio y rechazo a todo lo que sea diferente, cada día son más los menores de edad que manifiestan una pérdida casi total del respeto hacia sus padres y demás personas con las que conviven.
La psicóloga clínica Imelda Medina Chaires, advierte que el problema no son las redes sociales sino la falta de atención de los padres hacia los hijos, a quienes dejan sin supervisión ni aleccionamiento sobre un uso responsable de las tecnologías de la comunicación.
Dijo que las generaciones de hoy están muy expuestas a la pérdida de valores, sobre todo de la tolerancia a cualquier forma de ser o de expresión diferente a sí mismos.
Además están sobrepasando los riesgos por la existencia de prácticas autodestructivas y cosas peores que se intercambian en las redes, que aunado a la baja autoestima que presentan muchos niños y jóvenes, terminan por entrar a retos muy peligrosos.
Hizo ver que esta competencia no es para demostrar quién es mejor en los promedios escolares sino en asumir conductas de riesgo o usar aplicaciones para hacer memes de discriminación a lo que no esté dentro de sus parámetros.
“El efecto que les da el joven es a manera de burla sentirse superiores a los demás, sea en lo económico, en los rasgos físicos o preferencias religiosas o sexuales, donde subyace una necesidad narcisista de sentirse importante porque es gente con muy baja autoestima”, reveló.
En este fenómeno de la discriminación, agregó que también hay una contribución nada honrosa de los adultos que tuvo una muestra en la oleada de migrantes centroamericanos por México hacia Estados Unidos, a quienes mal juzgaron por sucios, no obstante las mismas redes dieron cuenta del tiradero de basura que dejan los mexicanos en sus concentraciones públicas.
Por ello dijo que el consejo a los papás es que valoren la tolerancia y el respeto hacia los demás para que sus hijos aprendan con el ejemplo y también a estar más tiempo con los hijos, pues hoy en día los chicos están muy expuestos a esta parte negativa que traen consigo las redes sociales.
“El riesgo que había todavía hace 10 años era de que la joven saliera embarazada o que el muchacho se involucrara con malas amistades, pero hoy están en juego cosas mucho más importantes de estas generaciones presentes”, expuso.
Con experiencia de más de 15 años en los programas de entrenamiento en Escuela para Padres, la especialista dijo que los absurdos más recurrentes es que los padres se niegan a llevar al hijo a la terapia psicológica cuando empiezan a tener problemas escolares, argumentando la falta de dinero, sin embargo compran móviles muy caros o bien siendo ellos los que pagan el teléfono, son incapaces de controlar el tiempo de uso y lo peor los hijos no les permiten revisar sus contactos o los mensajes que reciben o envían.
“La solución es simple: los padres deben tratar de desenganchar a sus hijos de las redes sociales, empezar con una hora e ir aumentando el tiempo que dediquen a otras actividades de más provecho, y sobre todo interactuando en la vida real integrándose a su núcleo familiar, a la escuela y a su comunidad”, concluyó la psicóloga clínica.
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