Por Agencias
Juchitán, Oaxaca.- Los hay de linaza, chile, avena, chocolate, azúcar-canela y plátano, son totopos nutricionales bajo la marca “Gueta Gubidxa” (Tortilla de sol) que las estudiantes de preparatoria Reyna Alexandra López López y Martha Xhunaxhi López Monroy han elaborado sin usar conservadores, ni colorantes, como alternativa alimenticia para hacer frente a la obesidad.
Las estudiantes oaxaqueñas, que apenas tienen entre 16 y 17 años, han visto cómo el gusto y el interés por los totopos de sabores ha crecido entre los consumidores desde que presentaron este proyecto, en el mes de mayo, en la Feria Internacional de Ciencia, Innovación y Tecnología (FEINCYT), que organizó su escuela y donde obtuvieron un pase para representar a México en un encuentro internacional que se llevará a cabo en Chile, el próximo año.
Este proyecto de emprendimiento tuvo su origen en las aulas de la escuela preparatoria Jerome Bruner, ubicada en la ciudad de Juchitán, en donde las dos estudiantes de cuarto semestre decidieron implementar, con el apoyo de su asesora, la maestra Reyna Rosario Montaño Guerra, una alternativa alimenticia que fuera atractiva entre los suyos, y qué mejor, aseguran, que con “el totopo”.
El totopo es un alimento tradicional que se consume en los pueblos del Istmo de Tehuantepec y es elaborado de forma artesanal por mujeres indígenas, quienes realizan todo un ritual para preparar la masa de maíz y posteriormente cocerlo a altas temperaturas en enormes ollas de barro llamadas comixcal.
Ese proceso tan laborioso y poco reconocido fue el que llamó la atención de las estudiantes, quienes desearon agregarle una alternativa natural a esa tortilla, que de por sí se consume demasiado entre la población.
También manifestaron que el sector comunitario de las artesanas de totopo quedó desamparado con el sismo del 7 de septiembre del 2017, ya que éste les quitó sus hornos y su área de trabajo, ubicada en el mercado central que resultó fuertemente dañado en su infraestructura.
Reconocen también que existen artesanas que ya han presentado totopos de sabores, pero la propuesta de ellas es innovadora principalmente en los que son de chile, linaza, plátano y chocolate, los cuales fueron elegidos con asesoría del nutriólogo Ibzán Martínez, por su grado calórico y nutritivo.
El que desee comer sin remordimientos adquiere el de linaza, avena y chile, porque apenas tienen entre 15 y 20 calorías; para los niños el favorito es el de chocolate y el de plátano ha gustado mucho por ser innovador y ser una fruta que se cosecha en la zona.
Las estudiantes, junto con su asesora, explicaron que hacer frente a la obesidad al comer un totopo bajo en calorías es su única finalidad y que ha sido muy satisfactorio el reconocimiento que han adquirido, pero lo mejor es que sus totopos gusten entre los consumidores.
Después de las investigaciones y de realizar todo el proceso, las estudiantes llegaron a la conclusión de que “el totopo” no es un producto más y debe ser valorado porque está hecho por manos de mujeres artesanas que trabajan bajo altos grados de temperatura.
“Creíamos que si nosotras, como jóvenes, no le damos la importancia al totopo como alimento importante de nuestra gastronomía, nadie más lo hará, y ahora vemos que con estas alternativas ha llamado la atención de los jóvenes, nuestros compañeros que nos encargan y nos compran. Se ha vuelto a valorar un producto que es nuestro, y eso nos alegra”.
Reyna Alexandra y Martha Xhunaxhi confiesan que el amor por el totopo lo heredaron de sus hogares, y ahora reconocen que el proceso para hacerlos no es fácil y que llevarse un pedazo a la boca requiere de mucho esfuerzo de quien lo elabora. (Diana Manzo/La Jornada).
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