Max Ávila
* El columnista es Premio Nacional de Periodismo 2016, autor de las novelas “Erase un periodista” y “Rinconada, la historia prohibida del maestro Ricardo” y del libro de cuentos, “Por acá dejó su alma”.
Cd. Victoria, Tamaulipas.- El viernes por la noche, cuando se disponía a descansar en un hotel de Valles, López Obrador fue interceptado por un grupo de provocadores, sin razón grave que lo ameritara.
Se trataba de obligarlo a intervenir en un problema local entre empleados de agua potable y funcionarios de la dependencia que atiende el servicio.
Ni siquiera es conflicto federal y sin embargo, alguien “movió la cuna” bajo el propósito de hacer caer a AMLO en la telaraña de la perversidad.
Ya sabéis que en aquella región tienen fama los cacicazgos, quizá desde que Gonzalo N. Santos proyectó su poder utilizando la ley del garrote, aunque también así le fue, cuando en los tiempos de Echeverría, vio, sintió y vivió el derrumbe de su imperio mediante decreto presidencial.
Fueron célebres aquellas palabras que marcaron su derrota final: “agarraron al tigre viejo y enfermo, de otra forma no la hubieran contado cabrones”…al poco tiempo falleció y dicen que fue de tristeza.
El asunto es que ante la invasión de su privacidad, y considerando que no utiliza guarda espaldas, AMLO fue provocado por una turba donde fácilmente pudo ser agredido.
Para fortuna no sucedió, y mucho contó que se enfrentara con valor y energía a quienes violentaron su estancia en el lugar, quienes por cierto, terminaron ofreciendo disculpas.
Sea que estuvo en riesgo la seguridad del presidente de la república en su persona y la institución que representa. Y no es problema menor.
Aun así, AMLO reiteró que no utilizará “guaruras” y le basta la protección brindada por la gente.
Y su confianza tiene lógica, aunque lo preocupante es que existen adversarios muy poderosos que no dudarían en causarle daño utilizando violencia extrema.
Y esto de “violencia extrema” ya fue velada propuesta de cierto “analista” el que, si bien fue severamente criticado en su momento, no deja de aparecer en algunos medios abanderando una estrategia muy cercana al fascismo.
Ojo que ello no es coincidencia ni producto de creación espontánea, sino malsana estrategia de los fanáticos del neoliberalismo.
¿PRESIDENTE VULNERABLE?
El incidente del viernes tiene que ver con la vulnerabilidad presidencial, agravada ante las presiones de tipo judicial y político que enfrentan algunos adversarios de AMLO.
Aceptemos por otra parte, que el odio es elemento agregado al coraje y rencor que en estos días influyen y fluyen, en la condición humana de quienes integran la extrema derecha y dentro de ésta, a ex funcionarios fundamentales y fundamentalistas del neo porfirismo.
Lo de Valles puede ser pequeña cosa ante los intereses que están en juego, por lo tanto, no será extraño que episodios de este tipo se sigan presentando, sobre todo, durante las giras de AMLO por el territorio nacional.
Habrá regiones más peligrosas que otras, aunque siempre estará bajo duda la seguridad de AMLO. He aquí donde los defensores de la democracia deben tener cuidado.
Los adversarios no duermen y menos cuando parecen dispuestos a apostar y aportar lo que sea necesario, para liquidar la Cuarta Transformación. Y por recursos no se detendrán, porque saben y entienden que no habrá marcha atrás y cualquier “inversión” en este sentido siempre será mínima.
Los privilegios del pasado significaron cantidades de muchas cifras en dinero contante y sonante. Es lo que empiezan a extrañar, al margen de que su libertad depende de juicios donde nada tiene que ver el influyentismo del pasado.
La historia de México recuerda sacrificios de políticos que practicaron, creyeron y confiaron en la democracia. Por ello no permitamos que la violencia empañe el brillante futuro que espera a la república.
Si AMLO sigue confiando en la gente, hagamos de su optimismo una realidad…¡hay que cuidarlo!.
LOS BUENOS EJEMPLOS
Narciso Bassols García fue un abogado y político de la post Revolución, y durante los gobiernos divididos de Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez, (1931-35) fue secretario de Educación, Gobernación y Hacienda y Crédito Público. En este último cargo sustituyó al tamaulipeco Marte. R. Gómez.
Además de embajador en la URSS y Francia.
Formó parte del grupo conocido como “Los siete sabios”, al lado, entre otros, de Manuel Gómez Morín, Vicente Lombardo Toledano, Antonio Castro Leal y Alfonso Caso.
Era un obsesionado del trabajo oficial, pero no hizo dinero porque de su sueldo separaba solo lo necesario para sobrevivir, y el resto lo regalaba a indigentes.
Jamás aceptó “ayudantes” personales, ni siquiera chófer, ni se preocupó por cambiar su viejo coche por modelo más reciente. Siempre usó el mismo.
Cuando se retiró, pidió a sus hijos,-todos exitosos profesionistas-, le ayudaran en algo “a bien morir”, toda vez que ni siquiera le preocupó ahorrar para la vejez.
Como secretario de Educación, creó las Misiones Culturales, recorriendo el país con maestros, bajo el objetivo no solo de sacar a la gente de la ignorancia, sino “desfanatizarla” de la superstición religiosa.
Narciso Bassols murió pobre, 24 de julio de 1959. Este miércoles se cumplirán 60 años.
Si viviera, sin duda formaría parte del gobierno de la transformación.
Y hasta la próxima.
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