Por Agencias
Nueva York.- Las declaraciones explosivas de un embajador nombrado por Donald Trump seguramente llevarán a que su jefe sea acusado formalmente por la cámara baja del Congreso de cargos que ameritan su destitución. Su testimonio contradijo la defensa de la Casa Blanca cuando afirmó que hubo un «quid pro quo» con el gobierno de Ucrania bajo órdenes del presidente y con el conocimiento de casi todo el gabinete.
Gordon Sondland, el hombre que básicamente compró su puesto como embajador a la Unión Europea como aparente premio por su donación de un millón de dólares para la toma de posesión del presidente Trump, implicó directamente al ocupante de la Casa Blanca en el intento para sobornar a un gobierno extranjero.
El esfuerzo de presionar al gobierno ucraniano fue bajo la “dirección expresa” de Trump, afirmó Sondland, subrayando que “seguimos las órdenes del presidente”.
Indicó que fue Rudy Giuliani, el abogado personal de Trump, el designado por el presidente para promover el esfuerzo para dejar en claro al presidente Volodymyr Zelensky que una visita a la Casa Blanca estaba condicionada a cambio de un anuncio oficial de una investigación que dañaría a contrincantes demócratas del Trump en la próxima eleccion de 2020. “¿Hubo un quid pro quo?…. la respuesta es sí”.
“Giuliani demandó que Ucrania hiciera una declaración pública anunciando las investigaciones sobre la elección 2016/servidor del DNC y Burisma. El señor Giuliani estaba expresando los deseos del presidente de Estados Unidos, y sabíamos que estas investigaciones eran importantes para el presidente”.
El hijo de Joe Biden, precandidato presidencial demócrata, estaba en la junta directiva de la empresa de gas Burisma y la referencia al “DNC” es que los republicanos siguen promoviendo una teoría de conspiración ampliamente descartada de que hubo asistencia ucraniana para los demócratas en la elección estadunidense de 2016.
Agregó que “suponía” que el congelamiento de asistencia militar estadunidense a Kiev era parte de esta misma presión, y que posteriormente quedó “abundantemente claro a todos que había un vínculo”.
Sondland no sólo implicó al presidente, sino al secretario de Estado Mike Pompeo, el vicepresidente Mike Pence, el secretario de Energía Rick Perry y el jefe del gabinete interino Mick Mulvaney. “Todos estaban en el circuito. No fue secreto”.
Los republicanos, visiblemente sacudidos por las declaraciones, buscaron cuestionar la credibilidad de las afirmaciones de Sondland ya que nunca confirmó que Trump había dado órdenes expresas para el famoso quid pro quo y, por primera vez, parecieron distanciarse un poco de Giuliani. Argumentaron que no podía haber existido tal condicionamiento porque los ucranianos no estaban enterados de que se había congelado la asistencia militar para ellos.
Pero poco después, en una segunda sesión ante el mismo comité, la subsecretaria asistente de Defensa Laura Cooper reveló nueva información indicando que los ucranianos sí estaban enterados desde por lo menos el mismo día que se produjo la llamada entre Trump y Zelensky del 25 de julio -la cual detonó este proceso de impeachment- que no estaba llegando la asistencia aprobada. Eso daña el argumento de Trump y sus aliados de que nunca existió ningún condicionamiento en la relación bilateral. De hecho, ese mismo 25 de julio, la Casa Blanca argumentaba que los ucranianos no estaban enterados sobre la asistencia hasta mucho después de esa llamada. (David Brooks/La Jornada).
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