Por Javier Arratia Tirado
Cd. Victoria, Tamaulipas. (Primer lugar en Crónica por El Grafico).- El escenario del terreno de juego nada tenía que ver con el ambiente festivo de los sábados y domingos.
Las porras y los gritos de las gradas estaban ausentes.
Lo que imperaban eran el dolor y las lágrimas.
Un hombre, que casi tenía como segunda casa el parque de softbol “Carlos José Benavides Peña”, yacía dentro de un féretro justo en la parte que ocupa la zona de pitcheo, desde donde muchas veces lanzara cientos de “strikes” a los rivales que intentaban batearle desde la zona de home.
Tampoco, por ningún lado, se veía a su fiel amigo Max, el perro que nunca dejó de acompañarlo al también conocido como parque de softbol del 31 Morelos.
Ante cientos de peloteros, amigos y familiares, el parque de softbol “Carlos José Benavides Peña” brindó el último adiós a Ricardo Guevara Guerrero.
Solo el mismo “Gordo” y familiares muy cercanos anticiparon el triste y lamentable desenlace que el destino deparaba a quien en vida se había caracterizado por ser un entusiasta jugador de softbol, ampáyer y anotador.
Era la suya una agotadora carga de trabajo que el “Gordo” convertía en una actividad placentera, compartida con sus amigos.
Ricardo Guevara Guerrero se movía como pez en el agua en el parque de pelota blanda, porque residía en el sector que hermana a las colonias Nacozari y Miguel Alemán, donde era conocido primero como softbolista y luego como ampáyer y anotador, pero siempre amigo de todos.
Hombre polémico, hasta disfrutaba cuando desde las gradas le gritaban “márcale bien pinche ‘Gordo’, no te ladees”.
Él sabía que no era monedita de oro para caerle bien a todos y recurría a lo que mejor sabía hacer para ponerle pimienta al asunto, bien como ampáyer gritando fuerte las bolas o los “strikes” o bien en su faceta de pitcher recetando tremendos chocolates.
También como anotador o recopilador de datos Guevara Guerrero tuvo sus momentos inolvidables en “complicidad” con Max, su fiel perro, que trepado en la mesa de anotaciones no se separaba de su amo hasta que cayera el último out, así fuera un juego de siete entradas o de extrainning.
Sin embargo, el “Gordo” tuvo que pagar tributo a la tierra y esa que fue su felicidad se volvió tristeza a la hora de despedirlo.
El sábado la Liga Universitaria de Softbol de Victoria, a través del cuerpo de ampáyeres le organizó la despedida a Guevara Guerrero en esa que fuera su segunda casa: la catedral del softbol capitalino.
Un escenario que fue testigo no solo del desempeño del “Gordo”, ampayando y anotando, sino también tirando veneno puro desde el círculo de lanzamientos, defendiendo la franela de infinidad de equipos, entre ellos los más recientes Deportivo Coco Coronado “A” en Liga de Veteranos, e Indios en el torneo sabatino.
Esta vez fue precisamente el centro del diamante el que se convirtió en foco de atención de dirigentes, ampáyeres, peloteros y familiares, porque ahí se colocó el ataúd gris con los restos del “Gordo”, ese lugar que en vida tantas satisfacciones le dieran.
Se percibía que algo no encajaba en ese ambiente de tristeza que campeaba en el parque del 31 Morelos.
Es decir, alguien faltaba en la despedida del “Gordo”.
Lorenzo Guevara, hermano del “Gordo”, lo explicó todo.
Max, el querido perro del “Gordo” brillaba por su ausencia.
Y es que el perro negro con blanco no pudo acompañar a su inseparable amigo porque días antes se le adelantó en el camino: un cafre del volante lo atropelló y mató en las calles del 28 Allende y Abasolo.
Doblegado por el dolor, Lorenzo Guevara tuvo que encarar el trance y, con lágrimas en los ojos, tuvo los arrestos suficientes para agradecer el homenaje en la despedida de su hermano y, de paso, recordar algunas vivencias del tránsito deportivo del “Gordo”.
Sus palabras calaban tan hondo, que el ampáyer Jesús Romo no pudo reprimir las lágrimas, que empezaron a escurrir por su moreno rostro.
Pero como Romo, hubo otros que en la fila para despedir al “Gordo” entre aplausos también estallaron en llanto, uno de ellos “Chachis” Coronado, quien no podía digerir que su entrañable amigo estuviera muerto.
Tan conocido era Ricardo Guevara que no solo en softbol varonil contaba con un sinnúmero de amistades, pues en el homenaje de cuerpo presente se pudo apreciar a las seleccionadas nacionales de softbol femenil, Diana Castillo y Abigail Botello.
También estaba ahí “El Totón” Guevara, sufriendo por la pérdida de su hermano, y otros veteranos como Noé Rodríguez Villarreal, Roel, Antonio Rivera, y muchos más.
Como dirigente de la Asociación Estatal de Softbol de Tamaulipas, no podía faltar Martín Rivera Romero, además del presidente de la Liga Universitaria de Victoria, Mario González Díaz.
Otro momento conmovedor ocurrió cuando los restos del “Gordo” hicieron el recorrido de bases, y también a la salida del inmueble deportivo, momento en que alguien lamentó a su modo la muerte del amigo que ya no estará más en el parque del 31 Morelos:
“Pinche Gordo ¿por qué te fuiste?”.
N. de la R. Este texto fue seleccionado como primer lugar en el género de Crónica (por el periódico El Gráfico) en el certamen en el que la alcaldía entregó premios a los mejores deportistas del año y a los mejores trabajos periodísticos de los reporteros de Ciudad Victoria.
A UN AÑO, CUADRANGULAR EN SU MEMORIA
A un año de su partida, cuando en un féretro recorrió las bases del parque, familiares y amigos recordaron con emotivo cuadrangular de softbol a Ricardo “El Gordo” Guevara en el parque de softbol “Carlos José Benavides Peña” de esta capital.
Para recordarlo, que mejor que organizarle al extrañado ex jugador y ampáyer de la Liga Universitaria de Victoria un cuadrangular de softbol, su pasión, en el que vieron acción los equipos Cardenales, Deportivo Coco Coronado, Maquina Roja y el que a la postre resultara campeón de la contienda, Indios.
Una final en la que dicha novena impuso su ley ante su similar de Cardenales, tras ganar por pizarra de 14-12, resultando pitcher ganador Humberto “La Chanita” Guerrero, mientras que el descalabro se o apuntó César García.
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