Que se pongan la camiseta
Marco A. Vázquez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Según la encuesta y levantamiento de datos que hizo el INEGI con propósito del Día del Maestro los ingresos de los mentores son en promedio de 11 mil pesos para los que dan clases en Secundaria, poco más de 10 mil pesos quienes dan clase en primaria y los maestros de preescolar 9 mil pesos al mes.
Obvio, como toda institución oficial los del INEGI olvidan precisar que esos números promedios se obtienen gracias a que existen muchos dirigentes sindicales que cobran como maestros cantidades de hasta cien mil pesos sin hacer casi nada, o muchos preferidos y preferidas del sistema que tienen contratos de 30 o 40 mil pesos mensuales, en realidad un maestro frente a grupo, de nuevo ingreso, no recibe más de 4 mil pesos a la quincena, para comparar con algo, su sueldo quincenal es menor a lo que pagaba por día Elba Esther Gordillo para no estar recluida en una cárcel cuando la acusaron de fraude y algunos delitos más, por recibir un supuesto tratamiento y hospedaje en un hospital durante el periodo que estuvo detenida.
Ese dinero, los 10, u 11 mil pesos que dice el INEGI ganan al mes, por supuesto que es un salario digno pero no es ni remotamente lo que los buenos maestros deben merecer por dos razones, una el futuro de los niños está en sus manos y; dos, solo en la escuela, con maestros comprometidos, se podrá lograr que esté país regrese a la paz que todos merecemos, cuando la escuela sea capaz de producir hombres que vivan dignamente y felices todo esto cambiará.
Ahora, también es una realidad que los maestros necesitan comprometerse más con el país, en estos momentos de coronavirus, por ejemplo, ya deberían estar preparados para enseñar a distancia, obtener los mejores resultados pero contrario a ello parece que muchos ni siquiera saben planear sus clases, les han entregado carga de tareas a los niños que hasta son humanamente imposibles de realizar y todo porque no saben exactamente qué es lo que tienen que aprender.
Fiel creyente de la evaluación continua, del diagnostico de las cosas, de saber cómo estamos para dar pasos seguros a un futuro mejor veo un retroceso del sistema educativo en estos momentos, todo porque no sabemos ni siquiera dónde estamos ni somos capaces de hacer un diagnóstico al momento para mejorar, como decimos en el barrio, en caliente.
Urge conocer como se habrá de evaluar al sistema educativo, a los maestros, de estar en un constante diagnostico de los mismos, ya no podemos ir a ciegas porque este país está muy atrasado, todavía hasta hace unos años resultaba ser el peor evaluado con estándares internacionales, apenas superando a a Haití y a algunos países africanos donde la principal preocupación es no morir de hambre.
Ciertos que son nuevos tiempos, la autoridad educativa parece escuchar más, los sindicatos también saben que hoy está en riesgo su supervivencia y hasta su libertad y tratan de hacer mejor las cosas con los maestros pero, por alguna u otra razón siempre faltan cosas por hacer, ya no es posible seguir como en años pasados cuando el maestro solo se empobrecía mientras todos los presupuestos para el sector educativo eran saqueados en complicidad con sindicato y autoridades.
Por supuesto, urge un magisterio más unido, más activo en la política, más metido en los asuntos públicos y, desde luego, en ese sentido también es necesario que el maestro se defienda, que obligue a los gobiernos a mejorarles salarios porque solo hay una certeza, únicamente la escuela, una educación de calidad, nos sacará de la pobreza, nos evitará caer en las garras de políticos transas o delincuentes, de partidos u organismos que nos engañan a cambio de una torta o con discursos falsos y, desde luego, nos sacará de la violencia e inseguridad que vivimos.
En síntesis, urge que se pongan la camiseta los maestros porque solo ellos, que de paso hay que decir que es a quienes celebramos y festejamos en su día, son los que nos pueden regresar el orden, la paz, la seguridad, a la tranquilidad de que la gran mayoría de los muchachos harán lo que les corresponde, por eso es necesaria una evaluación, un diagnóstico del sistema que nos permita saber qué somos, pero sobre todo, se requiere que los gobiernos ya no sigan inventando en el tema educativo con el afán de obtener beneficios políticos sin importar que sigan sacrificando a nuestros niños condenándolos a ser pobres, a vivir en la violencia, a pelear, a veces, hasta por un plato de comida o medicamentos para curar a sus hijos.
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