Por Redacción
Nuevo Laredo, Tamaulipas.- Don Enrique Rivas Ornelas, padre del presidente municipal Enrique Rivas Cuéllar y uno de los más grandes íconos del periodismo en Nuevo Laredo y noreste de México, impulsor de decenas de comunicadores y la educación; coleccionista, bohemio, político y altruista, falleció a los 83 años, la noche de este martes en esta frontera.
“Con todo el dolor de mi corazón les comparto que hoy dejó de existir un gran hombre, un extraordinario amigo y un gran padre. Te vamos a extrañar mucho papá, pero estoy convencido que te vas en paz y con la frente en alto por tanto que hiciste por esta Ciudad.
“Ahora me dejas la vara muy alta para poder lograr lo que tu lograste: el cariño de tanta gente. Gracias por todo, pero sobre todo Gracias por haber sido Enrique Rivas Ornelas.
“Doña Queta, tus hijas, tus nietas, tus bisnietos, Adriana y sobre todo yo, te vamos a extrañar mucho”, dijo el alcalde al comunicar el deceso.
Rivas Ornelas, quien también fue funcionario público, sindicalista y luchador social, se inició en el periodismo en 1958 en el matutino ‘El Tiempo de Monterrey’, en la capital de Nuevo León, en el que demostró su talento con coberturas como la campaña del candidato a la Presidencia de la República, Adolfo López Mateos.
En 1970 dio su apoyo a la fundación de la ‘Asociación de Periodistas de Nuevo Laredo Asociación Civil’, que inició con 18 socios y de la cual fue Presidente.
También dirigió el periódico ‘Laredo Ahora’ en los años 80, y con sus colaboradores le imprimió el sello de un periodismo dinámico.
Su columna ‘Ajedrez Político’, publicada en varios impresos, la llevó al aire en la radiodifusora en ‘Stereo 91’.
En política, Rivas Ornelas militó en el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), por el que fue Diputado Local en el trienio 1975-1977.
Una de las mayores satisfacciones de Don Enrique fue apoyar siempre a personas de escasos recursos.
Fundó como maestro la Universidad Tecnológica de Nuevo Laredo y fue de los principales impulsores para la edificación de la misma, por lo que en los pasillos de la institución es recordado por la comunidad docente y estudiantil, como un profesor comprometido con la educación.
Si algo lo distinguió a su paso por esa universidad, fue su vocación de servir a los alumnos y personas en general.
De alma bohemia, amante de la música romántica, en especial los boleros, Don Enrique era un gran aficionado a los carros a escala y coleccionó una enorme cantidad.
Disfrutaba la compañía de sus incontables amigos, grupo con el cual se reunía en un restaurante de la localidad cada mañana para tomar café y platicar principalmente sobre temas políticos.
Sus más allegados siempre lo catalogaron como “una persona íntegra, en toda la extensión de su palabra”.
A Rivas Ornelas le sobreviven su esposa María Enriqueta Cuellar, sus hijos Enrique, Cecilia y Carolina Rivas Cuéllar, quienes mantendrán vivo el recuerdo de un esposo y padre amoroso, sencillo, carismático, humilde, pero sobre todo, de gran corazón.
Con su deceso, Nuevo Laredo pierde a uno de sus más grandes forjadores. Descanse en paz.
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