Felipe Martínez Chávez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Viéndolo claro, el Partido Acción Nacional no necesita de su alianza con el PRI para las elecciones del 2021 en Tamaulipas, y menos la del PRD.
El tricolor le puede servir desde otro ángulo, con candidatos “a modo” por ejemplo, o aportar su experiencia en la “ingeniería electoral”.
No se han dado pláticas, dijo a medios de comunicación el jerarca estatal azul Luis René Cantú Galván, apenas unas horas antes del fracaso de las negociaciones en la vecina Nuevo León. Los panistas con la camiseta bien puesta no conciben asociarse con sus enemigos acérrimos de toda la vida.
Unen a sus militantes -PAN y PRI- los odios y rencores en contra de la 4T y su timonel Andrés Manuel, pero les queda un poquito de dignidad.
Aquí en Tamaulipas el Revolucionario, como oposición, es el que parece tener prisa por ir en mancuerna con el mayoritario. El presidente estatal, Edgardo Melhem Salinas, hizo que el Consejo Político tomara el acuerdo de iniciar pláticas para buscar socios.
Al fin cauteloso, dijo que eso no quiere decir que se vayan a unir. Analizarán propuestas.
Es más, al tricolor le podría ir mejor en solitario que acompañado por su enemigo. Los votos que consiga serían auténticamente suyos sin necesidad de compartir. Además ¿qué les puede dar quien reparte el pastel?.
Está visto que, en la intención del voto, cosechará más de los 89 mil sufragios que en el 2019 le dieron muy apenas tres diputaciones plurinominales. Si sus candidatos son fieles -que no se entreguen al enemigo-, pueden alcanzar varias alcaldías “chiquillas”.
Bien dicen que más vale ser cabeza de ratón que cola de león.
Como partido en el poder Acción Nacional sufre el desgaste natural. No es lo mismo ser borracho que cantinero. No es lo mismo mantener el orden y la paz que descalificar y causar anarquía. Pero puede ir solo.
En 2016 Francisco García Cabeza de Vaca se alzó con 721 mil sufragios, más del 50 por ciento de los emitidos, en tanto que los diputados de mayoría relativa -en el mismo año- llegaron a 614 mil. Les funcionó la bandera de los vientos del cambio.
Tres años después, en la siguiente renovación del Congreso del Estado, perdieron 185 mil votos. Se quedaron con 429 mil, aun cuando hayan ganado 21 de los 22 distritos de mayoría.
Del PRD ni para que hablar, está muerto y sepultado. En el 2019 conquistó once mil 500 votos que no le abrieron el camino al Congreso del Estado. Necesitaría que el azul le regalara votos para llegar al 3 por ciento de la votación total y garantizar ese escaño.
Puede ser posible. El liderazgo priísta de Ricardo “El Negro” Gamundi Rosas lo hizo con el Verde y Panal, acostumbrados a recibir migajas.
Sin embargo creemos que los tricolores deben tener algo de pudor. No les será fácil aceptar e ir a aplaudir y votar por los abanderados de Acción Nacional, por el hecho de ir en alianza o candidaturas comunes. Ese amasiato les es incómodo.
Aparte, van a ser instrumento y no líderes en la propuesta de candidatos. Deben sumarse sin derecho a replicar.
En otros asuntos, pero sin abandonar el proceso electivo ya en marcha, mire que el llamado Movimiento Antorchista en Tamaulipas se ha unido incondicionalmente a Acción Nacional en el afán de hacer perder a Morena y sus aliados, luego que el gobierno federal les puso un alto en el disfrute de los recursos públicos.
Con fama de violentos en el pasado reciente, pero al servicio del PRI, los antorchos seguirán haciendo el trabajo sucio. Son profesionales del plantón y marchas callejeras, mantas, pancartas y matracas por unos cuantos pesos.
Son los vividores que comanda la familia Córdova Morán, desde Puebla, que habrían sido incorporados al Revolucionario Institucional por el hermano incómodo Raúl Salinas de Gortari.
Luego de bronquearse con AMLO quisieron formar su propio partido pero llegaron tarde. Tendrán que esperar cinco años más.
Pues bien, los antorchos manifiestan que tienen presencia en 32 municipios de Tamaulipas y serán la “línea dura” en contra de los abanderados guindos.
Las primeras denuncias nos llegan de la zona del altiplano, donde hacen ya su tarea a través de los alumnos del Colegio de Bachilleres que se llama precisamente “Aquiles Córdova Morán”, el sempiterno dirigente del grupo, dueño de empresas y haciendas.
Bajo la dirigencia de Lázaro Edain Espinoza Zapata, el jefe antorchista del ex cuarto distrito, el plantel de Jaumave está al servicio de Frenaa y los ataques a la 4T.
Los maestros son obligados al activismo a través de redes sociales y en presencia física, en contra de López Obrador y su Morena, so pena de no pagarles los dos mil pesos por quincena que tienen asignados.
No se diga de los alumnos, sometidos a presiones y convertidos en dogmáticos anti López Obrador en los municipios de Jaumave, Tula Palmillas, Miquihuana y Bustamante, donde tienen presencia.
Deben compartir además publicaciones del jefe nacional Córdova Morán, o los reprueban.
Antorcha tiene fuerza económica en la zona árida. En Tula son dueños de oficinas y una tienda, propiedades de las que se hicieron en muy dudosas operaciones, de lo cual luego abundaremos.
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