Max Ávila
Cd. Victoria, Tamaulipas.- No conozco a la alcaldesa victorense, pero me agrada el cargo otorgado a Memo Hernández porque es un hombre sencillo, honorable y de buen vivir…nada más por eso.
Cuatro grandes temas preocupan al supremo gobierno: violencia, corrupción, pandemia y rescate económico. Para todos han habido acciones que prometen solución a mediano y largo plazo, aunque no es fácil avanzar cuando la oposición mantiene férrea inclinación de volver al pasado del que guardamos triste memoria.
Nadie en su sano juicio podrá negar los esfuerzos realizados por el régimen de la 4T frente interés neo liberal que poco a poco va siendo borrado de la faz de la república. Y es que su pasado lo condena y exhibe como la experiencia política-económica de mayor daño para el país. Las evidencias son múltiples y con tal claridad, que la condena pública casi es total. Ya sabemos que a su favor solo quedan aquellos cuya mentalidad está ligada a la parte más despreciable de la condición humana. Son los reaccionarios cuya victoria es moralmente imposible, como señalaba Juárez.
Pero los conservadores ahí están y siguen aferrados a sus sueños de explotación y saqueo: se reagrupan y atacan con la fiereza a que los obliga la desesperación de no poder con el bien, cuando ellos significan el mal. Y están en los partidos, en los medios de comunicación y en parte del sector empresarial; algunos se han quitado la máscara, como el PRI, PAN y PRD, mostrando el demacrado y sufrido rostro de la derrota, y van juntos en busca de votos que difícilmente lograrán en una sociedad ofendida y lastimada por su soberbia y cinismo. ¿Cómo se atreven?. La única explicación es su desmedida ambición y la estúpida creencia de que las mayorías no guardan memoria.
¿Acaso suponen que olvidamos la obra destructiva de De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto, cuyos resultados causaron el desastre nacional que padecemos?. Una muestra es el empobrecimiento de las dos terceras partes de la población que ahora el gobierno de la 4T intenta recomponer haciendo justicia de diversas formas, a las víctimas de los ladrones de cuello blanco y sus cómplices.
Durante la mañanera de este jueves supimos de la iniciativa presidencial respecto del incremento al salario mínimo de 15 por ciento para el próximo año, con lo cual llegará al 51 por ciento en la presente administración y seguramente será mucho más antes de concluir el sexenio. Ni imaginarlo durante el periodo neoliberal cuando oscilaba entre el 2 y el 4, lo que representaba no solo una burla para el trabajador, sino la condena de permanecer en la ruina familiar que derivaba en otros efectos, como la imposibilidad educacional o comportamientos sociales equivocados.
Los conservadores alegaban que el incremento salarial significaba inflación, pretexto desmentido por la situación económica que se ha mantenido estable, gracias incluso, a la participación de empresarios responsables y comprometidos, que bien comprenden la intención justiciera de la 4T.
Aun así, en México se paga uno de los peores salarios de Latinoamérica, por debajo de lo que ganan los trabajadores en Haití, Guatemala, El Salvador, Honduras, República Dominicana, etc. Lo cual no deja de ser una vergüenza, gracias a los gobiernos reaccionarios dañinos y perversos del PRI y el PAN.¡Y todavía hay quienes los defienden y desean regresar al pasado!…no manchen.
El asunto es que los conservadores perviven en escondrijos desde los cuales lanzan sus dardos intentando debilitar lo que cada día es más fuerte. Se oponen a todo, porque todo lo que hace el régimen popular es contra sus privilegios elitistas. Extrañan la frivolidad y el importamadrismo de los sexenios de terror, de igual forma la facilidad con que se apropiaban del presupuesto de la nación, el manipuleo de la opinión pública y desde luego, la complicidad de partidos, organismos y “líderes” que vendían su amor a quien mejor lo pagara…sexenios prostituidos y de fácil contagio para quienes caían en la tentación de lo prohibido. Aventureros con vocación de seductores que disputaban las azoteas del pecado nocturno a los felinos del barrio. Los conservadores no son otra cosa que ladrones en despoblado, con apariencia respetable y una moral tan descompuesta por la ambición, que ni la religión es capaz de restituir. Estos sí que son candidatos indiscutibles a alimentar el fuego eterno del infierno.
Ni modo que sus dioses puedan perdonar los crímenes que alcanzaron grado de genocidio, como la pobreza y hambruna en nuestro país, el abandono de la medicina social o la violencia desmedida que ha provocado la desaparición y muerte de miles de mexicanos. Esto es imperdonable, como lo es también escudarse en el fraude y el engaño para constituirse en autoridades con derecho a disponer de la existencia y patrimonio de los demás. En este sentido la justicia de la 4T tiene la palabra y no creemos que falle a la promesa de que ante la ley todos somos iguales y no como sucedía cuando se aplicaba solo a los pobres. Los conservadores saben que tarde o temprano les llegará su hora porque la transformación republicana va en serio y AMLO ya mostró que no teme a su estrategia violenta y destructiva.
UNA FIESTA DIFERENTE
Y bueno, según la leyenda, este 12 de diciembre se cumplen 489 años de que la Virgen de Guadalupe se apareció en el Tepeyac a Juan Diego Cuauhtlatoatzin. Todos conocemos la historia y nos sometemos a su dulzura e ingenuidad que no obsta, para considerar a Gualupita como madre de nuestras raíces y valores.
Es un asunto de fe que nada tiene que ver con el fanatismo, sino con la esperanza renovada de que a los mexicanos nos vaya mejor. Y ahora con mayor razón, cuando estrenamos un sistema político-social que agrega fortaleza a esta tradición, truncada por la situación sanitaria que padecemos.
Este 12 de diciembre es el festejo que aprendimos a respetar como herencia de los mayores. Alguna vez les conté que era costumbre acompañar a mi sagrada abue en frías madrugadas, caminando bajo la débil iluminación de amarillentos faroles sacudidos por el viento que infaltable llegaba en esta fecha.
Eran muchas las calles que debíamos recorrer con la premura de llegar cuanto antes al lugar prometido y estar ahí las horas, en medio de cánticos, rezos, velas, humo, mucho humo, y cientos de miradas que coincidían en el rostro angelical de una imagen convertida en esperanza. Fueron bonitos tiempos que he tratado de recobrar pero no ha sido lo mismo, extraño el flotante andar de aquella mujer de aspecto frágil, que no conocía cansancio ni fatiga para disfrutar el milagro de ver una vez más a la guadalupana. La admiré por su tenacidad y entusiasmo desde que supe de su viudez con nueve hijos por mantener y mostrar el camino recto de la vida. Por ellos acudía, así se estuviera cayendo el cielo de lluvia o violentara el temido “norte” puertas y ventanas…nada la detenía y además llevaba el mismo nombre que el símbolo escogido por Hidalgo para luchar por la libertad en 1810, es decir Guadalupe.
Este12 de diciembre también es de nostalgia por lo que ya no volverá, pero también de incertidumbre. Mientras tanto, prohibido visitar a la Virgen de Guadalupe, es un asunto de vida o muerte, eso dicen las autoridades.
Y hasta la próxima.
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