Max Ávila
Cd. Victoria, Tamaulipas.- “O ya no entiendo lo que pasa o ya pasó lo que estaba entendiendo”, decía el maese Monsiváis ante un hecho inexplicable. Es lo que sucede al columnista respecto del matrimonio de Santiago Nieto con Carla Humphrey que pretendió ser discreto y resultó un escándalo que alcanza proporciones mayúsculas, no solo porque se trata del principal denunciante de la corrupción neoliberal, sino porque contrasta con la austeridad republicana del régimen morenista.
Para empezar se realizó el sábado anterior en Antigua Guatemala con 300 invitados (as), en lujoso hotel donde se brindó con champaña y degustaron platillos de exclusivo deleite de sofisticados paladares. Ahí se dieron cita legisladores, funcionarios, empresarios y desde luego amigos de la pareja, con sus respectivas compañeras, lucidoras para el efecto, de vestimenta digna de cualquier celebérrima estrella de cine, teatro, radio y TV. No era para menos.
El evento se considera en demasía cuyos riesgos y consecuencias sin duda fueron previstos por los contrayentes, ni modo que pequen de inocencia cuando cada uno ronda el medio siglo se edad y van por segundas nupcias con parejas diferentes claro, exceso que sin embargo justifican quienes dicen que cuentan con los recursos económicos para darse el gusto. Ella gana casi cuatrocientos mil pesos mensuales en su carácter de consejera electoral, y él recibe unos 118 mil pesos en su calidad de responsable de la temida Unidad de Investigación Financiera de la SHCP. Sea que además de los corazones unieron también los sueldos que podrían redondear “el quinientón”.
Hasta aquí estamos bien, aunque hay pequeños detalles, como haber realizado el fandango en Guatemala, quizá para evitar se convirtiera en materia de ataques de los adversarios del novio, que los tiene muchos y variados por obvias y sobradas razones. Claro, ahora sabemos que resultó peor y de alcances políticos no previstos. Ya algunos “analistas” al servicio de la reacción conservadora, suponen que a Santiago Nieto no le queda otro remedio que renunciar para ser congruente con el estilo sencillo y ahorrativo de la 4T.
Otros aseguran que por tratarse de quien se trata, todo quedará para el anecdotario familiar considerando que, en este caso, la regla no aplica en actos íntimos de dos personas que deciden unir sus vidas “hasta que la muerte los separe”…hasta ha de creer.
Pequeñas interrogantes digo, como que entre los invitados figuró Juan Francisco Ealy Ortiz, quien en su periódico El Universal es permanente crítico del supremo gobierno, por lo que con frecuencia, es “balconeado” en “las mañaneras” por AMLO.
El asunto es que Santiago Nieto está en el ojo del huracán. En este sentido ya veremos la tolerancia del Presidente con uno de sus colaboradores más leales.
¿ES O NO “SU CUATE”?
Diversos comentarios despertó el desaire mostrado por AMLO hacia Rodolfo González Valderrama durante su visita a ciudad Madero el fin de semana anterior. Circula un video en redes donde “el super delegado” hace lo imposible por acercarse al Presidente, pero éste “ni lo fuma”, lo cual significa que la amistad y confianza que los unen no es real, “sino meras figuraciones nomás pa’ apantallar”, y así lo publicitan quienes apuestan a otros aspirantes a la candidatura de MORENA al gobierno estatal, especialmente los que se inclinan por Américo Villarreal Anaya.
¿Por qué el menosprecio a RGV, cuando por su cargo era justificable lo acompañara con todo derecho?. ¿Fue acaso táctica de AMLO para no influir en la próxima decisión morenista?. Sea como fuere, de que Rodolfo hizo el ridículo eso-que-ni-qué.
SUCEDE QUE
La escandalosa boda de Santiago Nieto y Carla Humphrey alcanzó a Claudia Sheinbaum quien literalmente corrió a su ex secretaria de Turismo Paola Félix, y todo por 35 mil dólares y viaje a Guatemala en el avión de Juan Francisco Ealy Ortiz…que fijada Clau, ni aguanta nada.
Y hasta la próxima.
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