Max Ávila
Cd. Victoria, Tamaulipas.- No puede ser más grotesco el invento respecto de presuntas fricciones entre Ejército y Marina que condicionarían la colaboración entre ambas instituciones en operaciones de por si delicadas. La especie proviene de los grupos conservadores que convirtieron en costumbre utilizar el Washington Post para atacar al gobierno mexicano, lo cual AMLO ha denunciado en diversas ocasiones. Son los mismos republicanos obstinados en militarizar la frontera y practicar la discriminación como recurso para preservar la herencia esclavista de que son fanáticos. Estos odian a nuestro país y no pierden oportunidad para demostrarlo.
Desde luego los medios de comunicación cómplices de la derecha fascista hacen segunda al WP dando vuelo a versiones “ultra secretas” carentes de credibilidad así se apoyen en “documentos” del Pentágono considerando que la fuente original son “trascendidos” equivalentes a chismes de pasillo cuyo valor es nulo. En este sentido el tema es harto serio como para ubicarlo en un escenario que, si fuera verdadero, podría significar alto riesgo para la república.
Por supuesto el propósito es crear inquietud civil, por una parte, y por otra alentar una confrontación que jamás veremos porque Marina y Ejército están integrados por el pueblo armado, es decir, por hermanos con la misma vocación de servir a la patria y no élites ni oligarquías como en el pasado, donde el uniforme significaba impunidad con derecho a masacrar. Ejemplos como el 2 de octubre del 68 sobran.
El tema no es novedoso ni sorprende puesto que se relaciona con las tareas que en razón de la contingencia de la república han debido desempeñar, sobre todo el Ejército. ¿Qué mejor que las fuerzas armadas para cumplimentar acciones donde que requieren honestidad y alto grado de lealtad para con la nación? No se trata de tener soldados por todas partes, sino de garantizar paz y tranquilidad para que la transformación sea real en un medio dominado por la corrupción e inmoralidad administrativa durante los 36 años del neo porfirismo.
Por otra parte, suponer que existen envidias entre el general Luis Cresencio Sandoval González y el almirante José Rafael Ojeda Durán, además de infantil es ridículo, tomando en cuenta que no es posible anteponer sentimientos personales al interés del país. Los reaccionarios del PRI, PAN, PRD, medios de comunicación y respectivos “anolistos” desean la confrontación para dimensionarla hasta el grado de un posible “golpe de estado”, como sucede en otros lugares donde las armas y el poder están al servicio del capital extranjero al igual que los políticos convertidos en lacayos del imperialismo.
Los conservadores mexicas olvidan o se hacen como tío Lolo, que la transformación en todas sus facetas, no es asunto particular y menos entre quienes encabezan el Ejército y la Marina donde disciplina y lealtad son fundamentos de vida, y que tienen como Jefe Supremo al presidente López Obrador, sea el “mero, mero”, el único que manda. Nomás.
“YA NO PELÍEN”
Hay mucho ruido en torno de pleitos entre periodistas con intereses políticos o económicos, sobre todo esto último de una de las partes. El detalle es bien simple, unos defienden los restos del anterior régimen estatal y otros dan la cara por los tiempos de la transformación en Tamaulipas. Es de notar la enjundia que llega al insulto y la amenaza, de aquellos que quedaron acostumbrados a disfrutar privilegios sin importar vender alma, escrúpulos y algo más, al mejor postor. Ahora extrañan la generosidad con la que fueron tratados a cambio de someterse, incluso humillarse, al capricho de los que al parecer siguen siendo sus patrones.
Es lastimosa la ausencia de fraternidad que ante cualquier circunstancia unía a los comunicadores, ahora los intereses dividen, creando condiciones que debilitan a un gremio que por su naturaleza debería ser siempre fuerte para mejor servir a la sociedad.
Ejercer el periodismo significa cumplir una vocación de amplio sentido humanista que pierde valor al doblegarse ante el interés económico. En este caso no faltaron compañeros cuya actitud fue la de “empleados de confianza” del gobierno panista. Qué pena.
No sabemos si la reconciliación sea posible, (algunos que sirvieron al sexenio anterior lo intentan porque les conviene), o si las heridas son tan profundas que evitan el reencuentro. Total, que sea decisión de cada quien, el daño ya está hecho.
SUCEDE QUE
Rumores de que en los próximos días Abelardo Ibarra se convertirá en subsecretario de educación básica a pesar del enojo de Arnulfo Rodríguez.
Y hasta la próxima
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