Por Agencias
Cuernavaca, Morelos.- La delincuencia organizada en México tiene dos grandes cárteles nacionales, 38 grandes carteles y 500 bandas criminales o mafias, algunos de los cuales mantiene controlado una buena parte de nuestro territorio mexicano, denunció el obispo de la diócesis de Cuernavaca, Ramón Castro en su mensaje que ofreció al término de la novena marcha en donde participaron más de 6 mil personas vestidas de blanco que se realizó este sábado en esta ciudad capital.
Es tanto el control de estas organizaciones criminales en el país, -ante el aumento en los delitos de alto impacto en este sexenio con anteriores-, que el jerarca de la iglesia advirtió que influirán “a favor de algunos partidos para las elecciones del 2024, obligando a las poblaciones a votar por aquellos con los cuales ya están haciendo pactos”.
El secretario de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), dividió su mensaje en cuatro renglones: introducción, ver, juzgar y actuar. En la introducción recalcó que todas estas personas que acudieron a esta marcha por la paz, que salió de Tlaltenango y que concluyó en la catedral de Cuernavaca, quieren paz, no son indolentes y porque “no nos queremos quedar de brazos cruzados viendo cómo la violencia, la inseguridad, la corrupción, la impunidad, la trata de personas, el derecho de piso, el narcotráfico, las extorsiones, la cultura de la muerte” acaba con el país y con Morelos.
Mencionó que como párrocos y ciudadanas y ciudadanos de bien les duele ver cómo se va perdiendo el valor de la vida, “tanto propia como la del otro y la de todos. Necesitamos decir con dolor que hay disimulo y tolerancia con el delito por parte de algunas autoridades responsables de la procuración, impartición y ejecución de la justicia. Esto tiene como efecto la impunidad, las deficiencias en la administración de justicia por incapacidad, irresponsabilidad o corrupción”, lamentó el jerarca de la iglesia católica.
En el renglón del ver la realidad, Castro recalcó que los datos no mienten y que aunque las autoridades de los tres niveles de gobierno las quieran ignorar, “la realidad nos interpela. Es bueno ser realistas y admitir, con dolor y vergüenza que, en el Estado de Morelos y México, siguen salpicando sangre. La estrategia de “abrazos no balazos” no está dando buenos resultados, la realidad lo pone en evidencia”.
Expuso que en lo que va de este sexenio (comparado con otros) el homicidio doloso ha aumentado el 52.21 por ciento; la extorsión el 34 por ciento; robo a negocio el 16 por ciento, robo a transeúnte 6.5 por ciento; robo con violencia 6.7 por ciento.
Otro enorme problema que ha observado es que la trata de personas en los últimos 7 años ha aumentado un 92 por ciento y que el consumo de drogas se ha incrementado en los últimos siete años en un 218 por ciento. “En corrupción México sigue siendo el país peor evaluado entre los países que integran la OCDE y es el segundo peor evaluado en el G20, solo Rusia tuvo un una peor calificación”, agregó.
Todo esto, según el obispo Castro, ha permitido que la delincuencia organizada en México operen 2 carteles con presencia a nivel nacional, 38 carteles con presencia en regiones del país, y “500 bandas criminales o mafias, algunos de los cuales mantiene controlado una buena parte de nuestro territorio”, externó el obispo al mencionar el estado de Michoacán como ejemplo claro del control que ejercen algunos carteles en territorio mexicano y en donde casi todos los negocios desde los más grandes hasta los más pequeños tienen que pagar piso a estas bandas criminales organizadas sin que ninguno de los tres niveles de gobierno lo eviten.
En vez de disminuir la inseguridad pública y la violencia, aseguró el obispo que ésta lamentablemente ha ido en aumento, ante la inacción de las autoridades tanto ejecutivas, como legislativas y judiciales, mientras que los grupos criminales están creando nuevos modelos de delincuencia organizada con armas más sofisticadas, asaltando en carreteras federales y peaje y provocando en total impunidad el desplazamiento de pueblos completos.
“Todo esto pone en evidencia que el Estado Mexicano tiene carencias operativas, funcionales y de eficiencia necesarias para desalentar e inhibir la constante expansión territorial y funcional de esas poderosas organizaciones del crimen organizado”, subrayó el obispo.
De la entidad morelense, aseguró el prelado, que también ve un Morelos herido, “con hambre y sed de justicia, con miedo, ofendido y burlado por aquellos que deberían de encargarse de su seguridad y de la impartición de justicia.
“Nos hacen falta más autoridades que amen a Morelos, que lo sirvan con amor y responsabilidad. Como dice el Papa Francisco necesitamos servidores públicos con el corazón grande y los bolsillos pequeños. Estamos cansados de corrupción, desinterés y de forjadores de castillos en el aire que sirven sólo a sus propios intereses”, concluyó Castro. (Rubicela Morelos Cruz/La Jornada).
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