Felipe Martínez Chávez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Otra vez se puso “muy loco” Samuel García, quien todavía cobra como Gobernador de Nuevo León, al tocar el tema del trasvase de agua de la presa El Cuchillo a Tamaulipas.
El año pasado cayó en la misma condición, terco como las mulas en que la federación no enviara agua a nuestra región. Al final se tragó sus palabras, llegaron 200 millones de metros cúbicos. Ellos no padecieron sed y nuestros productores hicieron un buen ciclo agrícola.
Cuando sus diputados locales casi lo echan del cargo -pidió licencia para ir en busca de una candidatura presidencial- con habladurías trata de cosechar apoyo ciudadano. Le urge legitimarse ante sus conciudadanos.
Siempre locuaz, soberbio, indecente en su trato con los vecinos del sur, negó por su cuenta y riesgo (unilateral) que Conagua le vaya a proporcionar caudales a los usuarios del distrito de riego Bajo San Juan, donde se siembran 66 mil 660 hectáreas de maíz y sorgo, granos que incluso se consumen en la entidad neoleonesa.
Con todo respeto, sin contestarle “porque caeríamos en el mismo nivel”, sin mencionar su nombre, encontró la horma de su zapato como dice la voz popular.
Igual sin ánimo de “amarrar navajas”, el secretario de Recursos Hidráulicos de Tamaulipas, Raúl Quiroga Álvarez, pronunció la frase que le quedó como anillo al dedo al hablantín regio: “De pronto hay personajes que padecen incontinencia verbal”.
Así como la llamada “incontinencia urinaria” (no detener la orina), la verbal es falta de capacidad para controlar las palabras, hablar a tontas y a locas, sin razonamiento.
Quiroga es de los técnicos hidráulicos mejor calificados del noreste del país. Conoce al dedillo el tema, los compromisos estatales y tratados internacionales. No es político.
Don Samuel parece desesperado, nervioso al no solucionar los problemas de su gente. Le quedó grande el penco. En lugar de aplicarse, anda de turista por el mundo.
En los dos últimos sexenios los neoleoneses equivocaron su voto. Llevaron al poder a dos auténticos orates. El primero, muy bronco, suspendió el proyecto de llevar agua desde el Pánuco a Cerro Prieto, cuando su antecesor ya lo tenía en las manos.
El segundo abre frentes de batalla peleando contra molinos de viento, enemigos imaginarios (“pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas”, dijo Don Quijote).
Su juventud de 36 años no justifica tantos dislates. En 2021, en campaña, una de sus promesas a la comunidad regia fue que no volvería a mandar agua a Tamaulipas. Lo callaron.
Como Gobernador electo, fue a Washington a decir que construiría una autopista directa de Monterrey a la frontera texana, para no cruzar por territorio de Tamaulipas, Nuevo Laredo, Miguel Alemán o Reynosa, por aquello de la violencia. Su territorio está igual o peor.
Como la Chimoltrufia, un día se compromete a una cosa y al día siguiente dice otra. Cambia de parecer según la luna.
A su llegada al poder hizo reunir en Monterrey a los Gobernadores de Tamaulipas, Francisco García, y de Coahuila, Miguel Angel Riquelme, asegurando que son “una misma comunidad”, hermanados, buenos vecinos, de tal forma que, “si alguien se mete con uno, se meten con los tres”.
Mal vecino que busca siempre sacar la mejor tajada. Así quiere llevar agua del río Pánuco hasta la presa Cerro Prieto, en Linares, pasando por territorio tamaulipeco ¿se ha ganado el derecho?.
Ya le dijo el Presidente López Obrador sobre tal proyecto de quitarnos el agua de la zona sur: “Eso no lo acepta la gente de Tamaulipas, hay que buscar otras opciones”.
Como dijo Quiroga Álvarez a los periodistas: Las decisiones sobre el manejo de las aguas nacionales las toma el gobierno federal y no los estados, no Samuel García, “lo demás son politiquerías”.
El año pasado el muchacho dijo “que no nos iban a dar ni un litro”. No quiso venir a la firma del convenio de trasvasar 200 millones de metros. Mandó a su jefe de Servicios de Agua y Drenaje. Es el que vino a dar la cara en Palacio de Gobierno local.
Desde el 2001 ha llegado agua a los productores tamaulipecos, a pesar de que los regios no cumplieron con la construcción de plantas de tratamiento para devolver los caudales para riego, según compromisos de 1996.
Hablando de otras cosas, como estaba más que anunciado, fueron designados los dos vicefiscales Anticorrupción que harán la chamba que no quiere hacer Raúl Ramírez, terco en seguir sirviendo a su patrón texano.
Expidió los nombramientos el Fiscal General, Irving Barrios Mojica, quien al parecer ya entendió que Tamaulipas vive otros tiempos, que se vistió de color guinda y se acabaron las persecuciones y expedientes inventados.
Sin embargo, a la hora de escribir esas líneas nos informaban que otraaa vez un Juez de Amparo echó abajo los nombramientos a favor de Eduardo Govea Orozco y Federico González Scott ¿qué está pasando?, ¿nunca se hará justicia al saqueo de las arcas estatales hecho por los que se fueron?.
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