Max Ávila
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Andrés Manuel López Obrador ha sido el mejor presidente después de Lázaro Cárdenas, significando su proyecto transformador el rescate de la dignidad de la república. Es por ello que el columnista es declarado partidario de su administración enfocada principalmente a favor de las víctimas del periodo neoliberal que arrasó con buena parte del patrimonio nacional dejando en la pobreza a más de la mitad de la población.
Existen muchas evidencias de lo que bien puede considerarse como bendición al actual régimen y una desgracia para quienes traicionaron al país a partir del sexenio de Miguel de la Madrid hasta Enrique Peña Nieto. Ni modo de negar que fueron 36 años de saqueo ininterrumpido hasta que la mayoría dijo ¡basta!, votando por el cambio a un gobierno democrático y de justicia social.
Hasta aquí vamos bien, sin embargo, AMLO también registra algunos puntos negros que de ninguna manera contradicen los principios, ideales y valores puestos en práctica a través de la 4T. Sea que comete errores como cualquier humano. En este sentido el columnista considera que una falla es el combate a la corrupción no llevada hasta las últimas consecuencias, al menos hasta ahora. Y es que la impunidad sigue siendo el privilegio mejor aplicado a la delincuencia, especialmente a la de “cuello blanco”.
Los ex presidentes señalados como operadores inequívocos del robo a la nación están libres sin que nadie los moleste ni con la firma de alguna demanda. Han transcurrido cinco años y AMLO no cambia de opinión respecto de que no habrá persecución porque “la venganza no es su fuerte” aun cuando la exigencia popular opine que solo se trata de que paguen por los delitos cometidos en ejercicio de sus funciones.
Cierto es que uno que otro ex funcionario fue sujeto a proceso sin que se haya avanzado en el tema. El caso del ex director de PEMEX Emilio Lozoya, por ejemplo, huele más bien a satisfacer el morbo y no a ejercer verdadera justicia. Ya sabrá que el sujeto de marras está librando lo más comprometedor de sus culpas dejando en ridículo a la Fiscalía y en general al régimen morenista. Y deje que lo mismo sucede con Rosario Robles quien está exonerada de los presuntos delitos surgidos de la llamada “estafa maestra” por un monto mayor a 5 mil millones de pesos. El poder judicial le concedió la gracia después de permanecer tres años en prisión. Ahora la ex secretaria de Desarrollo social (Sedesol) y Agrario, territorial y urbano (Sedatu) durante el régimen anterior, con singular alegría se dedica a atacar a AMLO en distintos medios de comunicación.
Mientras tanto, “peces gordos” como Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Felipe Calderón y el propio Peña Nieto entre otros, gozan de cabal salud confiados en que al menos lo que resta del sexenio, nadie interrumpirá la paz de su conciencia y menos reducirá su mundo de lujo y frivolidad a una sombría celda de 4 por 4 con derecho a salir al patio común una hora diaria. Esto último optativo por el riesgo de que alguien cobre los agravios cometidos contra “la raza” lo cual no estaría lejos de suceder presentada la oportunidad.
Quedamos en que AMLO también suma “tachas”. Otra más es mantener en la secretaría de Seguridad a Rosa Icela Rodríguez, una hembra que puede tener la mejor intención de colaborar para la tranquilidad social, pero que en la práctica ha servido “pa’ nada, pa’ nada y pa’ pura tiznada”, dicho sea, con todo respeto y sin ganas de ofender.
ELTIEMPO QUE CURA…
Ha transcurrido más de un mes de la protesta que paralizara el proceso de enseñanza algunos días y los acuerdos en beneficio del magisterio ya son realidad. Justo en la reciente síntesis de lo hecho en el primer año de su gestión, el gobernador Américo Villarreal Anaya, lo dio a conocer ponderando la formación de las nuevas generaciones como objetivo primordial de la transformación en curso.
Hace más de un mes digo, y de Arnulfo Rodríguez Treviño “ni sus luces”. El dirigente empoderado por el entusiasmo de sus compañeros alcanzó grado de héroe para después descender hasta la desconfianza producida por la solución que sorprendió, sobre todo a quienes apostaron a la provocación.
Al margen de ello y a la distancia del tiempo, habrá que reconocer la prudencia del líder de la Sección 30 del SNTE quien prefirió enfrentar el enojo de los radicales que crear una situación que podría salirse de control llegando hasta quien sabe dónde, perjudicando no solo a la educación sino al gremio que en general rechaza la violencia.
Las mesas de diálogo han dado resultado por la buena disposición de las partes ajenas a cualquier interés personal, es decir, de la politiquería que nada tiene que ver con el bienestar colectivo.
SUCEDE QUE
Para reelegirse habrá que esconder la cola.
Y hasta la próxima.
Discussion about this post