Max Ávila
Cd. Victoria, Tamaulipas.- La masacre del 2 de octubre del 68 cambió la conciencia nacional. Entonces el sistema mostró el rostro represivo a través de la violencia llevada al extremo. Cincuenta y cinco años después todavía no sabemos la cantidad real de víctimas que arrojara la actitud criminal del autoritarismo, aunque investigaciones actuales señalan más de tres mil fallecidos e innumerables heridos y desaparecidos que no causaron mayor remordimiento a quienes a pesar de todo, siguieron ejerciendo el poder presumiendo “haber salvado a la patria del comunismo”.
El sexenio de Gustavo Díaz Ordaz fue el prototipo de la revolución traicionada, como lo fueron los de Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Enrique Peña Nieto. Mención aparte los regímenes de Vicente Fox y Felipe Calderón a los que hay que agregar haber sido patrocinados por la ultraderecha racista e irracional. Lo que ahora sucede con el PRI es herencia de aquellos lodos y ni cómo negar que, aliándose con lo más sucio de la inmoralidad, es decir con el PAN y PRD, busca impunidad histórica cuando sabemos que el tricolor es rechazado por la mayoría ciudadana que de ninguna manera desea volver al pasado.
Transcurrieron cincuenta años de la tarde sangrienta de Tlatelolco para que en 2018 llegara a Palacio Nacional un gobierno popular y democrático encabezado por Andrés Manuel López Obrador el que, tras cinco años de gestión, puede observar con la frente en alto lo realizado con el apoyo de los que confiaron en su honestidad e idealismo. Obras que están a la vista, hechas como parte del rescate de la nación entregada al capital privado y saqueada por la voracidad neoliberal.
Ha sido tarea de titanes solo posible evitando la corrupción y bajo la convicción de que por el bien de todos primero los pobres. Los beneficios materiales han sido incontables tanto en lo personal como para las comunidades tradicionalmente olvidadas por la oligarquía siempre sedienta de poder y riqueza.
Inicia el sexto año de AMLO y se alza la esperanza de que el proyecto transformador trascienda al próximo sexenio impulsado por el cambio generacional. En este sentido no existe la más remota posibilidad del resurgimiento de la derecha reaccionaria que despreciada por el electorado rueda cada vez con mayor velocidad hacia el abismo.
El porvenir está cifrado en Claudia Sheinbaum, la más decidida “a construir el segundo piso”, como ella llama a la oportunidad de suceder a AMLO en el más singular de los compromisos. Una hembra hecha en múltiples batallas, con toda la argumentación que incluye principalmente la justicia social. La ex Jefa de gobierno de la CDMX al lado de los marginados obtuvo la madurez necesaria para solventar los retos a que llama la nueva república.
López Obrador inicia entonces el último año de su régimen no solo cobijado por el pueblo sino convencido de que los mexicanos construyen paso a paso la nación que desean, por la sencilla razón de que está en juego el futuro de quienes nacen y crecen en un país bendecido por la naturaleza. Y ni modo que sea invento.
LOS PRIMEROS 365 DIAS
Mientras tanto este domingo el gobernador Américo Villarreal Anaya emitió un mensaje de optimismo a la paisanada. Con lenguaje claro responsabilizó a quienes pretendieron destruir a Tamaulipas sin lograrlo, porque ahora la entidad surge con toda la fuerza de que es capaz después de la crisis provocada por el anterior régimen. Lamentó que, de las denuncias presentadas solo una mínima parte hayan sido sujetas a proceso. También recordó el déficit por más de dos mil millones de pesos con que inició una administración desmantelada literalmente por el panismo y donde desde ceros, empezó a edificarse lo que ahora es el estado de la esperanza y el bienestar.
Mencionó lo realizado en los primeros 365 días y los proyectos impulsados por la comprensión y el apoyo del ejecutivo federal. Obras terminadas, rescates de organismos “quebrados” por la ambición e irresponsabilidad de ex funcionarios, como el encargado de proteger a la burocracia estatal. Y en general refirió el abandono de quienes en el pasado olvidaron el compromiso de gobernar para todos.
Fue lo hecho durante un año en una síntesis apretada con duración aproximada de hora y media que los presentes en el teatro “Amalia González Caballero de Castillo Ledón”, siguieron con atención las palabras de AVA, respaldando y entendiendo los esfuerzos transformadores que en Tamaulipas reflejan el ejemplo nacional del presidente López Obrador.
SUCEDE QUE
Ojalá que los “cabecistas” sobrevivientes en el gobierno entiendan que no se trata de una broma.
Y hasta la próxima.
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