Clemente Castro González
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Democratizar estructuras añejas que se han creado en el clientelismo y el control de las voces críticas, a través de mecanismos diversos, no es tarea fácil.
Lo decimos por lo que sucedió en el Sindicato Único de Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado de Tamaulipas (SUTSPET), en donde la lideresa de “toda la vida”, BLANCA VALLES RODRÍGUEZ, se impuso en la elección abierta y directa, con lo que ligó un periodo más para estar al frente del gremio y del que acaba de tomar protesta, con la presencia del Gobernador AMÉRICO VILLARREAL ANAYA.
“BLANQUITA”, como le dicen sus bien querientes, cumplió 29 años al frente de su sindicato y llegará hasta los 33, dado su reciente triunfo en la contienda interna.
Es encomiable lo que hicieron los opositores a VALLES RODRÍGUEZ pero está visto que todavía les falta camino por recorrer para estar en condiciones de destronarla.
Algo que no será fácil dadas los amarres entre los integrantes de su gremio, realizados por la guía de la burocracia durante varios sexenios, entre priistas, un panista y el de Morena que recien empieza.
Estamos ante un dominio corporativo de un grupo de sindicalistas que se impone, así se haya terminado con los procedimientos que impedían la votación directa de los trabajadores.
La evidencia muestra que todavía es efectiva la cultura de la línea y así quedó demostrado en el SUTSPET.
Vale precisar que no se trata de restarle méritos a VALLES RODRÍGUEZ, misma que hizo su labor y mostró, una vez más, la habilidad en el manejo político sindical y su colmillo largo y retorcido para imponerse en “competencia abierta”.
Por algo votaron por ella la mayoría de los trabajadores que acudieron a las urnas.
Claro que tampoco hay por qué rasgarse las vestiduras ya que los cambios son inevitables más temprano que tarde.
RULETA
Los partidos políticos no dejan de ser entes electoreros, pese a que su actividad debería ser permanente para arraigar en la parte de la sociedad que pretenden representar y ampliar su simpatía e influencia.
Sin embargo esto no sucede así y se impone la costumbre de que los líderes de institutos políticos solo dan señales de vida cuando hay que hacer declaraciones sobre temas de actualidad o de interés permanente.
De vez en cuando recuerdan que deben abultar su membresía y les da por iniciar campañas de afiliación o llevar a cabo la reorganización en sus estructuras, sectores y frentes, según sea el partido.
Pocos son los dirigentes de base, de nivel medio o altos guías que hacen su labor sin tomar en cuenta si habrá año electoral.
Cierto que entre los propósitos centrales de los partidos está el alcanzar el poder y conservarlo pero para ello habrá que tener comités o células de base que garanticen el logro de los objetivos trazados.
Partidos como Morena deberían de poner la muestra ya que se entiende que se trata de un instituto político diferente.
Tal vez así sea en el papel pero en la práctica no se les ve mucho, al menos en Tamaulipas. Porque todavía no son el instrumento de lucha y organización de los ciudadanos para transformar su entorno.
Arribar al poder y echarse a la hamaca lo único que puede garantizar es la debacle de manera abrupta o en forma paulatina.
Los partidos deberían de ser gestores permanentes y defensores de las mejores causas locales, estatales, nacionales y a nivel internacional.
Pero las inercias persisten en los institutos políticos y ahora mismo se aprestan a llevar a cabo lo que les distingue: participar en la contienda electoral que se avecina y luego volver la modorra de siempre.
Se advierte que hacen falta verdaderos dirigentes, mujeres y hombres de convicciones y mística para ponerse a la altura que demanda los sectores populares o aquellos por los que se han definido en calidad de partidos.
Tal parece que es mucha la exigencia y mayor la pereza, insensibilidad y falta de compromiso social.
AL CIERRE
El fiscal “anticorrupción”, RAÚL RAMÍREZ CASTAÑEDA, obtuvo un nuevo amparo de un juez federal, de los preferidos del cabecismo, para que no le metan a un par de vicefiscales, cuya figura recién acaba de crear la mayoría de los diputados en el congreso local.
Tan luego como el fiscal general, IRVING BARRIOS MOJICA, se aventó el tiro del nombramiento de los vice fiscales, se los echaron para abajo.
Se trata de un despropósito más del poder judicial federal, el cual no para de meter mano para favorecer al grupo cabecista, con lo que se fortalece la impunidad.
Ya es hora de que la bancada morenista en la 65 legislatura junte la mayoría calificada y se deje de andar dando tumbos.
Visto está que por la vía que han seguido los diputados lo único que han logrado es fortalecer a RAMÍREZ CASTAÑEDA al mostrarlo como inamovible o al menos con suficiente capacidad para contener los embates que recibe.
Los que generaron la expectativa o vendieron la idea de que el fiscal en mención era pan comido tendrán que hacer mejor las cosas o hacerse a un lado.
Ahora que si la idea es continuar con los desfiguros, inmunizando a los testaferros del ex gobernador panista huido, traen nivel de excelencia.
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