Por Agencias
Tashkent, Uzbekistán.- Julio César Chávez siente que se parte por dentro con la situación que atraviesa su hijo mayor, el Junior, quien padece una fuerte adicción “a unas pinches pastillas para bajar de peso”.
Lo dice con el dolor de quien estuvo atado durante décadas al consumo de drogas y alcohol, por eso asegura que le duele aún más ver a su hijo en ese estado.
«No he podido ayudar a mi hijo. El estado en el que se encuentra también ha sido por errores míos al tratar de motivarlo para que pelee. Luego la pelea le vale madre, sus hijos le valen madre y pues ha sido un error de mi parte», lamenta Chávez padre.
“Mi hijo batalla con esa adicción, pero no entiende. Yo no me lo puedo traer de Los Ángeles a Tijuana, no puedo forzarlo porque me agarra la policía. Quiero ir por él, pero no puede ser a la fuerza”.
Julio César Chávez asegura que su hijo está pagando el precio de sus elecciones, tal como le sucedió a él durante sus años de consumo. Ese es el destino común de los boxeadores, que tras alcanzar cierto éxito o la gloria se despeñan en un barranco hasta terminar arruinados.
“A mi hijo Julio se le fue el boxeo, se le está yendo la familia, se le va a ir todo como me pasó a mí. Yo tengo que hacer algo, pero también debe entender. Yo me recuperé y me regresó todo a manos llenas.
“Nunca he podido ayudar a mi hijo. Yo he tratado de motivarlo, pero lo saco antes de tiempo y ese ha sido mi error, estamos pagando el precio», dice con pena, uno de los mejores boxeadores mexicanos de todos los tiempos. (Juan Manuel Vázquez/La Jornada).
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