Por Agencias
Ciudad de México.- A una semana del impacto del huracán Otis en Acapulco, Guerrero, miles de familias afectadas se mantienen con las “reservas de comida” que tenían en sus hogares, pero que están por llegar a su fin. Este jueves, la Secretaría de Marina distribuyó cerca de 30 toneladas de víveres, que incluye la ayuda que ha enviado la población en los distintos centros de acopio.
En el aeropuerto de Acapulco, que se mantiene como base de operaciones de la Marina para la recepción y distribución de despensas, la mañana de este jueves fueron organizadas miles de cajas con sardinas, papel higiénico, botellas de agua, jabón, ropa donada, y hasta decenas de costales de comida para perro.
Desde un hangar comercial, debido a que el de la Marina fue también destruido por el meteoro la semana pasada, elementos de la dependencia los organizan en cajas, y en caso de ser apoyos enviados por la población, les colocan una etiqueta con la frase “donación de la población civil”.
Se hace “con el fin de que se sepa que la población también está apoyando”, explicó el teniente Said Andrade, de logística naval. En entrevista con La Jornada, sostuvo que se están moviendo entre 25 y 30 toneladas diarias vía aérea a las comunidades más alejadas o que por el momento no tienen acceso.
En la carretera, a la entrada del puerto, este día fue común ver camionetas repletas de comida, llevada por habitantes de otras partes del estado u otras entidades que aprovecharon el descanso por el día de muertos para trasladar víveres.
Uno de los puntos donde hoy distribuyó la Marina despensas, fue el poblado de San Isidro Gallinero, localizado en las orillas del municipio de Acapulco. Ahí arribaron ayer siete helicópteros con despensas.
Felipe Morales ya esperaba la llegada de la ayuda. En su casa se levantaron los techos, y se dañó el 50 por ciento de sus muebles. También se desprendió el techo de lámina, el cual volvió a colocar él mismo.
Mientras esperaba su turno para recibir una de las cajas con alimento, relató que en su casa viven siete personas, entre su esposa, hijos, su nieta y su nuera. Las despensas, diseñadas para tres o cuatro personas, les alcanza para cubrir sus necesidades por dos días nada más.
Es electricista de profesión, pero en este momento, “nadie da trabajo y no tenemos ingresos”, agregó.
Se dice agradecido con el apoyo que recibió hoy, que le permitirá tener garantizados los alimentos hasta el domingo. Su rostro cambia de expresión cuando advierte, de no llegar más ayuda para ese día, “no sé qué vamos a hacer. Con las ayudas ahí la llevamos, para pasarla nada más”. (Néstor Jiménez/La Jornada).
Discussion about this post