Felipe Martínez Chávez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- El 30 de septiembre de 1995 el Gobierno de Manuel Cavazos Lerma otorgó concesión a la empresa Prefabricación y Construcción, S. A. de C. V, PYCSA, por 30 años, para construir, financiar, operar y explotar la carrera Rumbo Nuevo. Sería de paga.
Sin embargo el director del grupo, Javier Melgarejo, no inició el proyecto. Alegaba problemas económicos a consecuencia del “error de diciembre de 1994”. Abandonó el compromiso.
Había dos proyectos. Uno partiendo de Tamatán hacia Jaumave, con distancia de 26.08 kilómetros, incluyendo un túnel de 2.54 kilómetros sobre la sierra, y el otro desde Juan Capitán con longitud de 37 kilómetros. El botudo Gobernador decidió por el segundo por menos costoso.
Cavazos se desesperó. Terminaba su ejercicio en febrero de 1999. La obra sería emblemática de su gobierno, como lo fue.
Pycsa tenía obligación de formar un Fideicomiso de Administración y Garantía, 30 días después de firmado el contrato de 1995, y no lo hizo. Nada reclamó. No volvió por Tamaulipas.
Fue así que, casi dos años después el sombrerudo Gobernador canceló la concesión. Concentró la maquinaria oficial al sur de ciudad Victoria. La obra sería directa, sin guajes para nadar.
Al mismo tiempo comenzaron los dolores de cabeza para los ejidatarios de la ruta, que verían afectadas sus parcelas, muchas divididas.
El proyecto afectaba 400 hectáreas en longitud de 37 kilómetros, el 99.21 de ejidales y 0.79 particulares. El derecho de vía eran 127 metros. Luego lo bajaron inexplicablemente a 60.
Pedro Hernández Carrizales, y su equipo destruyeron lienzos, cultivos, y lastimaron moralmente a las comunidades, empezando por Juan Capitán. La gente protestó y pararon las obras, pero solo consiguieron burlas de los funcionarios de Sedesol.
A Heladio Pérez Carles le quitaron 4.5 hectáreas. Como beneficio le desmontaron una, igual que a otros 25 compañeros.
Pero vinieron “daños colaterales” para él y sus vecinos: La Semarnat los multó porque Pedro y los suyos no pidieron permisos pasa desmontar.
El pago de la tierra nunca llegó. Los abandonaron a medio río.
Edmundo Charles Peña nunca firmó ni autorizó que la carretera pasara por su parcela, lo mismo que Ramiro Castillo, pero de todas maneras las máquinas entraron y se posesionaron.
Fue la última batalla que los indios pisones de Tamaulipas perdieron ante los “hombres blancos y barbados”. La primera en 1748 en que el Gran Kukán (Juan Capitán) murió ante los matones de José de Escandón.
Igual en El Huizachal, los invasores dejaron desolación en 54 parcelas. Destruyeron reliquias históricas como La Casa del Gringo y la Casa del Obispo. Se pasaron por el arco del triunfo las Leyes Ecológicas.
Se apoderaron de pueblos como Joya Verde, Galeana y El Vergel sin pagar un quinto por la tierra, y hasta llegar a San Antonio, el último eslabón de Rumbo Nuevo.
Pues bien, la semana anterior hubo noticias para los lugareños de la ruta. La Secretaría de Obras Públicas americanista comenzó el pago de los derechos de vía. Tasaron a un máximo de 80 mil pesos hectáreas.
Cierto, es una deuda histórica que salda Américo Villarreal. Por 27 años los ejidatarios estuvieron engañados por gobiernos pasados, incluyendo el maharishi del sombrero y cinto pitiado.
La carretera se vuelve a concesionar, como era el plan original de Cavazos Lerma y que, al terminarla, Tomás Yarrington Ruvalcaba no quiso cobrar para “no hacer polvo”.
No es el tema pero hemos de decir que, de la construcción de Rumbo Nuevo se sirvieron una bola de ladrones. El jefe de los dinamiteros, Francisco Aguilar García, fue capturado en Morelia. El jefe Pedro Hernández en noviembre del 2000 en Mérida.
Del subsecretario Manuel Durán, nunca se volvió a saber. Se les hizo ojo de hormiga. Evitó pisar el “hotel” de Tamatán.
Tema aparte, el IETAM no debe echar en saco roto carta que le envió el precandidato de Movimiento Ciudadano en Villa de Casa, Manuel Ramírez Martínez, pidiendo urgente protección policiaca ante amenazas de muerte que profirió en su contra y familia, un muchacho desquiciado que por lo general anda en estado etílico, Arturo Barrón Perales, ex alcalde por el PAN.
Todavía no hay candidatos -locales-, es lo que puede alegar Don Lupe Ramos Charre, pero llevará en su conciencia si el aspirante registra algún atentado de fatales consecuencias.
Según el dato, Barrón está empeñado en ser candidato a como dé lugar, por cualquier partido, luego que Morena lo hizo a un lado. Exige que Manuel renuncie para ocupar su lugar.
Y Don Lupe no debe hacer a un lado las amenazas recibidas por Glynnis Georgina Jiménez, precandidata del PT en Soto la Marina, por voz del presidente “Toñito” Medina Jasso.
Y para que usted lo sepa, si tiene estudiantes en la UAT, debe recordar que las clases se reanudan este lunes luego del periodo de vacaciones de Semana Santa. Dijo el Rector Dámaso Anaya Alvarado que también reinician tareas administrativas.
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