Por Agencias
Ciudad de México.- Banco Azteca opera con “ética, honestidad y profundo compromiso”, señaló la institución financiera después de que se reveló que el congresista texano Henry Cuellar y su esposa, Imelda Cuellar, fueron acusados por el gobierno de Estados Unidos de recibir sobornos de una institución financiera mexicana.
A través de un mensaje en su cuenta de la red social X, el banco propiedad del empresario Ricardo Salinas Pliego, indicó que debido a que se han publicado una serie de señalamientos por parte de algunas entidades de Estados Unidos en contra de un tercero, “queremos reiterar que nuestras operaciones se rigen bajo los más altos estándares internacionales de cumplimiento”.
“Banco Azteca es, y ha sido desde su origen, líder en su compromiso con la seguridad y la ley, innovando e incorporando controles, procesos y la tecnología más avanzada a nuestros servicios”, indicó.
“Siempre operamos con ética, honestidad y un profundo compromiso con nuestros clientes y con nuestro país”, dijo.
De acuerdo con la demanda (https://shorturl.at/BGLS7), el congresista demócrata actuó en beneficio de un banco mexicano para que las regulaciones no lo afectaran.
En el documento no se identifica plenamente a la institución bancaria, sino que sólo la describe como “una cadena de banca minorista con sede en la Ciudad de México”, orientada a atender “a sectores de bajos ingresos en México y Centroamérica, brindando servicios de transferencia de dinero, financiamiento al consumo, depósito y otros”, cuyo conglomerado al que pertenece también cuenta con una empresa de medios de comunicación.
La demanda indica que Cuellar y su esposa recibieron, por dos esquemas de sobornos relacionados con una firma petrolera de Azerbaiyán y el banco mexicano, 600 mil dólares, los cuales fueron utilizados “para satisfacer sus deudas, pagar gastos familiares y realizar compras”.
De acuerdo con las acusaciones, el banco mexicano “necesitaba relaciones bancarias corresponsales con bancos estadunidenses para ayudarlo a repatriar grandes reservas de moneda física estadunidense que mantenía en México a los Estados Unidos y convertir la moneda física en dólares electrónicos”, luego de que en 2012 los reguladores financieros en la Unión Americana intensificaron la aplicación de las leyes contra el lavado de dinero.
Eso llevó a que varios bancos estadunidenses limitaran o se retiraran de las relaciones de banca corresponsal con instituciones financieras en países de alto riesgo de lavado de dinero, como México, algo que preocupaba al banco.
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