Max Ávila
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Lograda la mayoría parlamentaria, las reformas impulsadas desde el supremo gobierno se convertirán en realidad, algunas de ellas antes que finalice la gestión de AMLO. Será como el último out de un juego sin hit ni carrera para el pitcher que ha sorteado toda clase de obstáculos de una oposición obsesionada por detener la 4T la cual irreversible, se alza como destino de México.
No existe duda, por ejemplo, lo que ha de suceder con el poder judicial que tendrá que ser reconstruido por la sencilla razón de que no responde a los intereses ciudadanos, sino a minorías privilegiadas de la delincuencia organizada y de cuello blanco. Y ni modo que sea invento. Sea que se convirtió en el refugio ideal de quienes violentan la ley. Y no existe mejor evidencia que el amparo auto otorgado por quienes lo integran para seguir recibiendo sueldos muy por encima de los marcados en la Constitución General. ¿Así, o mayor cinismo?.
El asunto es que jueces, magistrados y ministros de la SCJN tendrán que ser electos por la comunidad, como lo son aquellos(as) que forman los poderes ejecutivo y legislativo. En este sentido el lloriqueo de los afectados inunda los medios de comunicación aliados de la corrupción y el saqueo. Desde luego que la derecha internacional abona la complicidad correspondiente por lo que no extrañan los ataques multiplicados después del dos de junio que han llegado incluso, a crear turbulencias económicas que poco a poco son superadas por autoridades como las nuestras, legítimamente constituidas.
Las reformas van, así los reaccionarios pataleen y den maromas. Es el costo de la derrota contundente que sepultó la ilusión de los nietos de Porfirio Díaz por volver al pasado. No hay escapatoria posible para los y las que traicionaron, empobrecieron al 60 por ciento de la población, entregaron los recursos naturales y el patrimonio de todos al capital extranjero y casi destruyeron la industria nacional.
Ellos, los neoliberales, tendrán que refundarse a partir de lo poquito que rescataron de las elecciones. Pa’ empezar PRI y PAN han de actualizarse si es que todavía tienen ánimo de competir después de la aplanadora morenista que los dejó literalmente planchados a ras de piso. La militancia, seguro está consciente de que Alejandro Moreno Cárdenas y Marko Cortés prefirieron “trabajar” su ambición de convertirse en legisladores pluri que dedicar tiempo y pasión a sus partidos.
Usted dirá que tales personajes nada, nadita de nada significaban desde mucho antes del domingo negro que sufrieron y está en lo cierto, de ahí que se preocuparan más por asegurar los 120 mil pesos mensuales a recibir como senadores más el titipuchal de canonjías que como tales corresponde gracias a la generosidad institucional que peca en exageración.
Otra de las reformas que vienen es la política que incluye la desaparición de los legisladores de partido que no significan otra cosa que premios de consolación para minorías rechazadas por la voluntad popular, pero que bien sirven como “esquiroles”, o servían, mejor dicho, a regímenes antidemocráticos, sobre todo cuando se trataba de aprobar iniciativas contrarias al bienestar y la justicia social.
Concluyamos: las reformas de la 4T llegarán nomás porque Morena las puede, ¿a poco creen los opositores que sus lágrimas de cocodrilo doblarían a AMLO?. Se ve que no lo conocen.
SUCEDE QUE
Este lunes periodistas y autoridades estatales se reunirán para celebrar el Día de las Libertad de Expresión. Será en un anexo al poliforum después de Honores a la Bandera. Por supuesto hay motivos para que el encuentro sea agradable, uno de los cuales es que el gremio dejó de ser despreciado y humillado como sucedió en los anteriores dos sexenios, época que es preferible olvidar. Otra razón, los comentarios en torno a la derrota de los conservadores y negociantes que se creyeron dueños de Tamaulipas. A propo, hay que aprovechar la mayoría calificada en el congreso local para sacudir de una vez la fauna nociva dejada por ya saben quien.
Y hasta la próxima.
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