Felipe Martínez Chávez
Cd. Victoria, Tamaulipas.- “Elogio en boca propia es vituperio”, dice la expresión sabia sobre aquellos que se alaban por sí solos para dar rienda suelta a egolatrías.
Traducido a campo llanero, refiriéndose a funcionarios públicos, es un insulto, una injuria para el pueblo que paga con sus impuestos los sueldos de aquellos.
En septiembre de 2019, antes de terminar su ejercicio, los diputados de la 63 legislatura de Tamaulipas, pastoreados por el panista Glafiro Salinas Mendiola (inicialmente por Carlos García González), colocaron en Palacio Legislativo una placa metálica para levantarse por haber hecho “la producción legislativa más destacada en la historia”.
Habían presentado 883 iniciativas, emitieron 617decretos y 349 puntos de acuerdo. Soberbia vil.
Hay placas de otras legislaturas con temas parecidos, cuyos líderes quisieron eternizarse (la 57, pastoreada por “Paloma” Guillén Vicente) en el recuerdo de los tamaulipecos, inventando cifras y elogios.
Hoy, cuando termina la 65, sin autoalabanzas ni loas, los fríos números dicen que la actividad fue muy superior a lo que rindieron los non plus ultra de las autocomplacencia.
En efecto, y desdiciendo que los actuales diputados fueron anodinos, el dato afirma que en tres años se presentaron 1,501 iniciativas, de ellas 1,094 en los dos últimos años que correspondieron al liderazgo de Morena (sin incluir cuentas públicas).
Los decretos fueron 691 y 506 los puntos de acuerdo, la mayor parte en el liderazgo de la morena Úrsula Patricia Salazar.
A la distancia, se ven tan pequeños los diputados panistas de esa época que, en la 64, con ejercicio de dos años, superaron la chamba de aquellos con 995 iniciativas y 463 decretos.
Hoy, cuando los legisladores cerraron su ciclo de actividades ordinarias, sin soberbia ni fantocherías, simplemente dejan en archivo la productividad que generaron, sin presumirlo.
Hay quienes acusan que fue una legislatura conflictiva y sin resultados. Claro que generaron controversia hacia el interior, pero corrieron el lápiz, rindieron y, con seguridad, nada tienen de qué avergonzarse.
La productividad crecerá, les quedan tres meses en que van a realizar sesiones extraordinarias. Cerrarán con un alto rendimiento en cantidad y calidad, pero sin vituperios ni soberbias. Los autoelogios son de los azules; el reconocimiento a los morenos viene del respetable.
Varios diputados guindas repetirán en la 66 legislatura. Ya con mayoría calificada seguramente aterrizarán completo el proyecto de la 4T. Esperarán a que sea la ciudadanía la que califique. Es la diferencia entre los de ayer y hoy.
Hablando de panistas, comenzó a circular profusamente en redes la “descobijada” -no desmentida- que le da el ex senador José Julián Sacramento a Don Cachorro Cantú, en el papel todavía de dirigente -con licencia- del PAN Tamaulipas.
Bueno, algo que ya se sabía, la corrupción tolerada o propiciada por el gerente Luis René, saqueo del presupuesto del partido simulando gastos, como la cuenta mensual de 500 mil pesos por combustibles, cuando los vehículos están parados.
Que rentaron unidades y al final se quedaron con ellas, son datos que también salieron del edificio del 22 Berriozábal, divulgados no tanto por los disidentes del cabecismo, sino por algún mal reparto. No les taparon bien la boca.
Lo único nuevo es que el ex candidato a la alcaldía de Reynosa, que perdió el dos de junio 5 a uno, habría utilizado dinero del partido para mercarse -o remodelar, no está claro- una casa en Mc Allen.
Nuevo igual, que del propio establo azul -ya lo había denunciado Morena- vayan a presentar denuncias ante el CEN panista y el INE.
La verdad es que el PAN va de mal en peor. Los texanos se acabaron el presupuesto de 61.7 millones de pesos para actividades ordinarias del 2024… Hasta les faltó.
En 2025 recibirán del Gobierno del Estado, vía prerrogativas, aproximadamente la mitad de lana que en el presente ejercicio.
Quedarán como un “chiquillo”, ya son un partidito que tiene un promedio de ocho mil militantes, pero con más de 200 empleados. Habrá despidos y recortes en el billete. Cada uno de los 88 consejeros estatales recibía una “iguala”.
Hace mucho que no publican -no cumplen con obligaciones de transparencia- cuánto gana el jefe estatal y sus secretarios. La última vez que lo mantuvieron en sus páginas, el presidente se embolsaba alrededor de cien mil del águila y 70 cada uno de sus colaboradores ¿cuánto hoy?.
Si quieren mantener el nivel de cuando fueron Gobierno, deberán ponerse a chambear, realizar actividades como rifas, sorteos, bingos y vender promocionales.
El informe de diciembre del 2023 que rindieron al INE, dice que ingresaron en el año 58.4 millones y gastaron 52.4. Tenían en caja 6.0 melones. En 2025 el IETAM les transferirá alrededor de 30.
Se acabaron los tiempos de bonanzas, de los 55 millones del 2022 o los 67.5 del 2019 y 2020 cuando ganaron 21 de los 22 escaños en el Congreso del Estado.
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