Max Ávila
Cd. Victoria, Tamaulipas.- Norma Lucía Piña Hernández, la presidenta de la SCJN parece que ya perdió la razón. Eso de presentarse en el plantón de trabajadores de la institución en san Lázaro y lanzar consignas contra la reforma judicial no solo fue imprudencia, sino abierta provocación que exacerba el enfrentamiento con la mayoría legislativa y desde luego con el Ejecutivo remitente original de las iniciativas transformadoras. En otros países ese solo hecho le merecería juicio político y tal vez hasta penal, pero estamos en México donde a los funcionarios se permite transitar por los torcidos caminos de la tolerancia.
La dama en cuestión ya no puede negar que tomó partido cuando debiera permanecer al margen en simple razón de su investidura. Por el contrario, mostró carencia de ética y respeto hacia los otros poderes que conforman el fundamento institucional de la república. En este sentido Piña Hernández se comporta como activista de intereses ajenos a la impartición de justicia, sea a los de la minoría rapaz que ya sabemos, tiene en los integrantes del PJ a sus mejores y más apasionados cómplices. Y ni modo que sea invento.
Usted dirá y está en lo cierto, que también fue acto desesperado para mantener privilegios personales y de grupo que ha llevado a violentar la Carta Magna con descaro no registrado en la historia moderna de la nación. Y es que esta señora sabe, bien lo sabe, que la aprobación del documento en el senado es cuestión de horas. Este domingo debió iniciar su discusión en comisiones para de inmediato pasar al pleno y ser votado entre martes y miércoles.
De manera que la burocracia de cuello blanco enquistada en la SCJN pronto dejará de ser el supermercado donde se comercia la libertad e impunidad, pero solo entre quienes pueden comprarlas, que no son otros que los nietos de Porfirio Díaz afines al neoliberalismo del PRI y PAN que dominara a México por 36 años causando severos daños al patrimonio social y pobreza calculada en la mitad de la población.
Toca al senado decidir el destino de la reforma judicial, aunque el problema de cantidad de votos no está aclarado. Sabemos que a Morena y aliados falta uno para mayoría calificada mismo que Adán Augusto López confía obtener en este “brincoteo” que afecta a la oposición, o bien mediante compleja operación trigonométrica por la cual no requerirán ninguno más de los 85 con los que cuentan. En tanto la dirigencia adversaria formada por Alejandro Moreno (PRI), Marko Cortés (PAN) y Dante Delgado (MC) llaman a sus compas a resistir y de paso denuncian presiones, amenazas incluso intentos de sobornos, prácticas que ellos acostumbraron cuando mantuvieron el poder. No olvidéis el escándalo relacionado con las mentadas “reformas estructurales” que dicen, multiplicaron el capital de conocidos ex legisladores.
SUCEDE QUE
Américo Villarreal Anaya está decidido a que la representación de Tamaulipas en la CDMX haga historia. Para empezar, habrá actividad las 24 horas, con los respectivos turnos para empleados desde luego. Será escenario, además, donde los secretarios expondrán planes y proyectos que prodiguen beneficios al estado, entre otras tareas programadas al inicio del régimen de doña Claudia. Son las instrucciones del gobernador a Alejandro Rábago Hernández nuevo jefe de la oficina quien, por cierto, en su primera aparición se admiró de que la casi totalidad del personal sea femenino…Por otra parte, ahora sí va en serio la creación del canal de televisión oficial de Tamaulipas. Solo falta que el congreso lo incluya en el presupuesto del 2025, o lo apruebe antes si es posible.
Y hasta la próxima.
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