Max Ávila
A la memoria de las víctimas del sistema asesino neoliberal. ¡2 de octubre no se olvida!.
Cd. Victoria, Tamaulipas.- La ceremonia de juramentación de Claudia Sheinbaum Pardo se convirtió en la gran fiesta del morenismo. Ahí, en el Congreso de la Unión, durante un discurso de cincuenta minutos, la nueva Presidenta de México delineó objetivos de la administración que encabeza, que, dicho sea, no varían en lo esencial de los propósitos del anterior régimen. Acaso se agregan algunos programas complementarios de la cruzada transformadora iniciada por AMLO y la ratificación de que el humanismo seguirá siendo eje central para avanzar en bienestar y justicia social.
Un mensaje donde sobresalió el reconocimiento a López Obrador en grado sublime a la perfección política e ideológica, así como el homenaje a todas las hembras, destacando a aquellas que en distintas épocas fueron referentes de activismo contra costumbres impuestas por el machismo, así como de las participativas en movimientos que cambiaron la historia. “Ahora es tiempo de las mujeres y llegamos todas”, dijo, aludiendo a las conquistas alcanzadas por un género discriminado por tradición.
El evento en san Lázaro fue tranquilo, apenas alterado por alguna voz disidente fácilmente acallada por la abrumadora presencia del poder morenista, donde llamó la atención el estado de salud de la presidenta de la Cámara de Diputados Ifigenia Martínez. La veterana maestra y luchadora de 94 años, batalla con padecimientos propios de la edad, por ello debe utilizar un aparato de oxígeno que regula su respiración. Con todo y eso se notó feliz del momento que vivía. En este sentido es de creer que, por su investidura entregar la banda presidencial a doña Claudia fue mero acto simbólico para la izquierda, como sucedió a Porfirio Muñoz Ledo hace casi seis años al hacer lo propio con AMLO.
Sea como fuere, México ya es gobernado por una mujer. Hecho registrado doscientos años después de creada la república, siendo como sabéis, Guadalupe Victoria el primer presidente, quien en realidad se llamaba José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix, con una peculiar historia personal que vale la pena conocer, (al margen de su heroica lucha por la independencia, desde luego). Se ocultó en la selva veracruzana treinta meses debido a la persecución realista salvándose milagrosamente de la fauna salvaje viviendo en cuevas. Toda la existencia padeció epilepsia cuyos ataques con frecuencia interrumpían su tarea gubernamental, aun así, cumplió el periodo oficial que era de cuatro años. (La biografía novelada escrita por Eugenio Aguirre es excelente. Ed. Joaquín Mortiz). Pero ese es otro asunto.
Lo importante es que Claudia Sheinbaum asumió la máxima responsabilidad bajo los mejores augurios y el apoyo de la mayoría mexica que la ve y siente cual relevo ideal para construir el segundo piso de la Cuarta Transformación. Recordéis que el pueblo no se equivoca.
En este escenario de transición no podemos dejar de lado los efectos causados por la despedida de AMLO, incluso en la última “mañanera” donde reporteros(as) de comprobada agresividad, fueron parte de un ambiente ya con sabor a nostalgia. Imposible, por otra parte, ignorar las muestras de cariño popular al dejar palacio nacional el lunes por la tarde para, horas después, (sea pasando la media noche), convertirse en un ciudadano común que con satisfacción puede presumir haber cumplido la misión encomendada.
Mientras tanto, la nueva protagonista se llama Claudia Sheinbaum Pardo en cuyas manos queda la nación con una problemática pendiente por superar. Será difícil pero no imposible por el valor, decisión y capacidad de La Jefa para asumir y resultar victoriosa del desafío que significa bienestar para millones de familias. El mandato de que, por el bien de todos, primero los pobres, está vigente.
SUCEDE QUE
Santiago Nieto Castillo ya es funcionario federal. ¿Otra razón para que Cabeza de Vaca siga teniendo pesadillas?.
Y hasta la próxima.
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